Uno de cada cuatro niños españoles quiere más profesores, con mejores sueldos y mejor formados, según una encuesta elaborada por la ONG Educo con motivo del Día Internacional de Niño.

La encuesta "Pequeñas Voces, Grandes Sueños 2016" recoge la opinión sobre la escuela y la educación de más de 6.000 niños de 41 países, España entre ellos, que ha aportado la opinión de 508 niños.

El sondeo revela que el 25,4% de los niños españoles aseguran que, si fueran los líderes del país, mejorarían la calidad de la educación y la escuela contratando a más profesores y subiéndoles el sueldo, además de darles más formación y preparación para tratar mejor a los alumnos.

Este porcentaje global está por encima de los datos recogidos en los países desarrollados, donde dieron esta respuesta el 14 % de los encuestados.

Según la directora de Educación de Educo, Clarisa Giamello, "los niños españoles no sólo piden profesores más preparados y formados, sino que quieren verse más identificados con el actual currículo escolar, quieren cambiarlo para sentir más suya la educación que reciben".

En ese sentido, el 22,2% de los encuestados opinaron que la mejora de la escuela y de la calidad educativa pasa por modernizar el currículo escolar, y citan como ejemplos incluir más deportes y actividades artísticas. En los países desarrollados, este porcentaje alcanza el 43%, llegando al 61% en Irlanda y al 54% en Canadá.

Otro dato a destacar es que, al 43,5% de los niños españoles, lo que más les gusta de la escuela es estar con sus amigos.

Clarisa Giamello recuerda que "la educación tiene como objeto prioritario el pleno desarrollo de la personalidad de los niños, y esto solo se puede conseguir en convivencia con otros".

Con un 48%, los niños españoles coinciden en este punto con los de países desarrollados, mientras que el porcentaje contrasta con los datos recogidos en los países más desfavorecidos, donde sólo un 19% de los niños lo que prefieren de la escuela es estar con amigos.

Por su parte, Sou y Lam Yay son dos adolescentes de 14 años que mendigaban y vendían flores y caramelos en las calles de Tailandia, actividades con las que ganaban entre 10 y 20 euros al día para mantener a su familia. En el Día Universal del Niño, celebrado ayer, sus historias de vida reflejan la realidad de los millones de niños obligados a trabajar en el mundo.

Actualmente, ambos viven en la localidad de Poipet, en el norte de Camboya fronterizo con Tailandia, en un centro residencial, que está gestionado por la asociación Damnok Toek (Gota de agua), con el apoyo de la ONG española Manos Unidas, para la prevención, rehabilitación y reinserción social de menores en situaciones de vulnerabilidad.