El Papa ha arremetido contra la "pretensión totalitaria del Estado marxista" al tiempo que ha alertado de la "colonización de las conciencias" que impone en la sociedad la ideología de género en el prólogo de un libro que recoge los textos más significativos de Benedicto XVI sobre la relación entre religión y política.

En el texto que precede al volumen titulado ''Liberar la libertad. Fe y política en el tercer milenio'' (Editorial Cantagalli), que ha sido adelantado por el diario italiano La Stampa, Francisco analiza el pensamiento teológico del Papa emérito y coincide con él en criticar "la ideología atea" sobre la que se fundaba el marxismo.

Francisco pone énfasis en "la experiencia directa del totalitarismo nazi" que vivió Benedicto XVI y que le llevó a "reflexionar sobre los límites de la obediencia al Estado a favor de la libertad de la obediencia a Dios". Para el Pontífice, este punto le coloca junto a Juan Pablo II a la hora de elaborar y proponer una visión cristiana de los derechos humanos que choca con la ideología marxista.

Así, señala que Ratzinger, en los años setenta, escribió "con una profundidad teológica y con una accesibilidad inmediata que son propias del pastor auténtico" que "al lado de la presencia real de Jesús en la Iglesia y en el sacramento, existe otra presencia real de Jesús en los pequeños, en los pisoteados de este mundo, en los últimos, en quienes Él quiere ser hallado por nosotros".

De este modo ambos coinciden en que el contraste entre cristianismo y marxismo está en la negación de que el hombre dependa de Dios y no, según señaló Benedicto XVI, en una supuesta falta en el Magisterio de la Iglesia del sentido de equidad y solidaridad, ni tampoco, como señala Francisco, en la falta de denuncia de las desigualdades sociales.

Para Bergoglio, hoy en día se vuelve a presentar "la misma tentación del rechazo de cualquier dependencia del amor que no sea el amor del hombre por el propio ego, por el yo y sus deseos".

De este modo, Francisco apunta al peligro de la "colonización de las conciencias por parte de una ideología que niega la certeza profunda según la cual el hombre existe como varón y hembra, a quienes ha sido asignada la tarea de la transmisión de la vida".

Al referirse a la ideología de género, el Papa plantea que a través de ella se impone en la sociedad actual a "la producción planificada y racional de seres humanos y que -tal vez por algún fin considerado bueno- llega a considerar lógico y lícito cancelar lo que ya no se considera creado, donado, concebido y generado", sino hecho por los propios hombres.

Bajo esta óptica, el Papa ha señalado que estos "aparentes derechos humanos" se orientan en realidad "hacia la autodestrucción del hombre" como apuntaba en su teología el Papa alemán. De este modo, ha criticado que tienen un único común denominador que consiste en la "gran negación" de la dependencia del amor. Ese concepto rechazado es -según el pontífice- "la negación de que el hombre es criatura de Dios, hecho amorosamente por Él a Su imagen". "Cuando se niega esta dependencia entre criatura y creador, esta relación de amor, se renuncia en el fondo a la verdadera grandeza del hombre, al bastión de su libertad y de su dignidad", ha determinado.

En este sentido, Francisco ha especificado que la defensa del hombre y de lo humano "en contra de las reducciones ideológicas del poder" pasa en la actualidad de establecer en la obediencia del hombre a Dios "un límite de la obediencia al Estado". "Aceptar este desafío, en el verdadero cambio de época que estamos viviendo, significa defender la familia", ha concluido el Papa.