Unos 4,5 billones de colillas forman parte cada año de la "basuraleza", según indica un informe sobre la presencia de colillas en espacios naturales, desarrollado por Libera, el proyecto impulsado por SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes.

Las campañas "1m2 por el campo, los bosques y el monte" y "1m2 por las playas y los mares", que desarrolla Libera, muestran que la colilla es uno de los residuos más encontrados en estos ecosistemas, seguido, entre otros elementos, de las toallitas húmedas.

Por ello, el estudio muestra que es una amenaza para los mares y océanos. Además, algunos factores como el viento o la lluvia hacen que estos residuos se desplacen y terminen en las costas. Como consecuencia, las especies y sus ecosistemas sufren el impacto de estos residuos.

En este sentido, SEO/BirdLife destacó que las colillas contienen sustancias como cadmio, arsénico, alquitrán o tolueno que, al entrar en contacto con el agua, tiene efectos "devastadores" en la naturaleza, provocando que la calidad del agua se vea amenazada y se altere el ciclo ecológico de algunas especies marinas.

Además de la toxicidad, la naturaleza también puede verse afectada por otros factores como los incendios provocados por las colillas mal apagadas o aquellas que se lanzan desde un vehículo en marcha. Un problema que se agrava en verano, ya que las altas temperaturas, el viento y la falta de lluvias acrecientan aún más la posibilidad de incendios, según detalla SEO/BirdLife en un comunicado.

El proyecto ofrece posibles soluciones para evitar el abandono de colillas, como la educación. "Los ciudadanos deben comprender las consecuencias que tiene un gesto tan cotidiano, pero tan incívico como es tirar una colilla", declaró la coordinadora de Ecoembes del proyecto Libera, Sara Güemes.

Además, otra de las medidas es la colocación de señales y ceniceros en espacios públicos, fomentar el uso de ceniceros portátiles entre los fumadores e, incluso, incrementar las sanciones por tirar colillas al suelo.

LAS CLAVES

El viento y la lluvia hacen que estos residuos se desplacen y terminan en las costas. Como consecuencia, las especies y sus ecosistemas sufren su impacto.

Las colillas contienen sustancias como cadmio, arsénico, alquitrán o tolueno que, al entrar en contacto con el agua, tiene efectos "devastadores" en la naturaleza.

Además de la toxicidad la naturaleza puede verse afectada por otros factores como los incendios provocados por colillas mal apagadas o aquellas que se lanzan desde un vehículo en marcha. Una situación que, a su vez, se ve agravada por las altas temperaturas del verano.

La educación es la clave para evitar el abandono de estos residuos. Si los ciudadanos consiguen comprender las consecuencias que tiene un gesto tan cotidiano e incívico como es tirar una colilla.