El último brote de ébola en la República Democrática del Congo (RDC) suma 98 casos confirmados, de los que 58 han fallecido, según los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad.

Un total de 33 personas han conseguido recuperarse de este virus, mientras que siete permanecen hospitalizados, según este último informe, distribuido anoche y actualizado a fecha del pasado jueves.

Después de que esta semana se registrara por primera vez una muerte por ébola en una gran urbe, Butembo, en el noreste del país y con casi un millón de habitantes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció un laboratorio portátil para prevenir la rápida propagación del virus en un centro urbano.

"Hoy se estableció un laboratorio móvil en Butembo (RDC) con el fin de confirmar rápidamente los casos sospechosos de ébola. Este es el cuarto laboratorio móvil habilitado hasta ahora en respuesta a este brote", informó anoche en Twitter el jefe de operaciones de emergencia de la OMS, Peter Salama.

Los equipos de rastreo de ébola han identificado más de 280 contactos de personas infectadas en Butembo, por lo que los equipos de vacunación ya han inmunizado a 170 personas en esta metrópoli, incluidos los trabajadores médicos.

También comenzó el rastreo de contactos y la vacunación en Masereka, al sur de Butembo, después de que se confirmara un caso en esta zona.

En cifras generales, el proceso de vacunación, que se inició hace un mes, ha alcanzado ya a un total de 6.820 personas, casi la mitad de ellas oriundas de Mabalako, provincia de Kivu del Norte, y donde hasta ahora se ha registrado el mayor número de casos y de muertes.

Este último brote de la cepa Zaire -la más mortal que existe-, fue declarado el pasado 1 de agosto y ha afectado a las provincias de Kivu Norte e Ituri, dos zonas marcadas por la violencia, lo que dificulta las tareas de los servicios sanitarios.

Se trata del segundo brote declarado este año, tan solo ocho días después de que el ministro de Sanidad, Oly Ilunga, proclamase el fin del anterior en la provincia de Ecuador (noroeste); y el peor de la última década en la República Democrática del Congo.

El virus del ébola se transmite a través del contacto directo con la sangre y los fluidos corporales contaminados, transmite fiebre hemorrágica y puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad del 90 % si no es detectado a tiempo.

La peor epidemia conocida en el mundo se declaró en marzo de 2014, con primeros casos que se remontan a diciembre de 2013 en Guinea Conakry, desde donde se expandió intensamente a Sierra Leona y Liberia.

La OMS marcó el fin de ese brote en enero de 2016, después de registrarse 11.300 muertes y más de 28.500 casos, aunque la agencia de la ONU cree que estas cifras podrían ser conservadoras.