El tarot es un juego de cartas que data del siglo XIV y que posee imágenes simbólicas que predicen o adivinan el futuro. Sus orígenes se hallan en la Italia medieval, inspirados en una serie de juegos aparecidos en China allá por el siglo XII. Desde entonces, y a lo largo del tiempo, su uso se fue extendiendo hasta convertirse hoy en una de las artes adivinatorias más demandadas y tradicionales en todo el mundo.

El tarot supone la fusión de varias simbologías de filosofías esotéricas diferentes: la astrología, la numerología, la cábala, etc. Para su adivinación, las tarotistas españolas hacen tiradas de las cartas, cada una de ellas con un nombre único, una imagen simbólica y su respectivo significado. Una tirada en la que no solo se predice el futuro, sino en la que también entran en juego diferentes consejos para el plano espiritual.

Las cartas del tarot: los arcanos mayores y menores

La baraja del tarot tiene 78 cartas que se dividen en dos grupos conocidos:

  • Los arcanos mayores (22 cartas)
  • Los arcanos menores (56 cartas)

Los arcanos mayores representan el universo completo y su historia, tanto en el mundo de la tierra como en lo espiritual. Aquí cada carta tiene su simbología propia, pero aparte de esta también pueden intervenir en la adivinación el significado de los colores, la posición de la figura, la forma en la que se coloca la carta, etc.

Los arcanos menores, por su parte, se asemejan a la baraja española y se dividen en tres subgrupos: arcanos de conocimiento, arcanos de acción y arcanos de emoción. Al igual que con los mayores, aquí cada carta también tiene su significado propio y, según la forma en la que se presentan, pueden ser cartas buenas o cartas malas.

Los beneficios del tarot

Sin embargo, el tarot no es solo un conjunto de cartas o un sistema de adivinación, sino que va mucho más allá. Esta técnica adivinatoria se emplea para ayudar a la persona a ser mejor y transformar todo aquello que le haga falta, hasta el punto de poder convertirse para muchos en una terapia muy completa y sanadora.

Transformación de la realidad e interiorización

El tarot puede ayudar a aquellas personas que no saben por qué no pueden avanzar en ciertas circunstancias de sus vidas. Una técnica capaz de transformar la realidad y que abre otros caminos y posibilidades. Un tarotista profesional puede ofrecernos un consejo o una nueva visión de futuro que nos ayude a reaccionar y a asimilar lo que está por venir.

En este sentido, el tarot puede hacer que nuestras perspectivas cambien a la hora de afrontar un problema, llegando a la solución de manera más rápida.

Al mismo tiempo, el tarot es una vía ideal para acercarnos a la meditación y conseguir conocernos mejor a nosotros mismos. Los mensajes que lanzan los arcanos nos invitan a la reflexión y el pensamiento, pero también a valorar los diferentes comportamientos que tenemos en la vida para poder decidir en base a todo esto qué camino queremos tomar o qué es lo que debemos cambiar para ser mejores y estar más felices.

La autocrítica y el autocontrol

De alguna manera, el tarot es un arte que fomenta la autocrítica para valorar lo que somos y lo que tenemos. El trabajo del tarotista no se queda exclusivamente en la visión de futuro, sino que también nos incita a interiorizar en profundidad para ver qué es lo que funciona en nosotros y qué es lo que nos impide seguir adelante y afrontar los problemas. Una solución perfecta, por tanto, para construir un futuro mucho mejor.

Es por esto por lo que el tarot puede funcionar como un excelente sistema de autocontrol. Mediante este arte, las personas pierden sus miedos a la hora de expresar emociones, pero a su vez les sirve de guía para enfrentar situaciones negativas y un gran recurso para situarse en la mejor disposición ante el porvenir.

Hay quienes aseguran que el tarot nos pone sobre la mesa algunas situaciones negativas de nuestra vida. Sin embargo, no hay que quedarse exclusivamente ahí. La primera forma de resolver los conflictos y los problemas es revelándolos y poniéndolos a la vista, lo que en definitiva hace el tarot.

Por todo esto es por lo que jamás se deben tomar las cartas del tarot como un juego. En realidad, se trata de un proceso que requiere de mucha destreza y preparación mental y espiritual para su interpretación por parte del tarotista. No en vano, entran en escena numerosas situaciones personales que preocupan y hay que resolver.

En definitiva, se puede decir que el tarot resulta de gran utilidad para interiorizar y conocernos mejor a nosotros mismos. Una técnica que nos ayudará a detenernos un poco más en diversas situaciones para analizarlas y encontrar la solución. Un tarotista puede convertirse en un guía espiritual que nos aconseje sobre las decisiones que debemos tomar.