El cardiólogo Valentín Fuster, que ha sido investido doctor "honoris Causa" por la Universidad Alfonso X el Sabio, ha hecho un repaso a su trayectoria y ha recordado que se especializó en la materia tras haber fallecido un mentor suyo a causa de un infarto.

Fuster, uno de las científicos más prestigiosos del mundo, destaca por su faceta como médico, cardiólogo, investigador y promotor de la salud.

Esta semana el médico fue investido doctor "honoris Causa" por la Universidad Alfonso X el Sabio de Villanueva de la Cañada, como explica el centro en una nota de prensa.

El cardiólogo pronunció su discurso reivindicando "tres M" que son "la mentoría, el método y la moral, como guías de su trayectoria vital" y recomendando hacer uso de ellas.

"La decisión de los mentores es fundamental, soy el resultado de la mentoría. He tenido la suerte de conocerlos y hacer caso de sus consejos", apostilló.

Entre estos mentores destacó la figura de Pedro Farreras, quien le animó a estudiar medicina y por el que se dedicó a la Cardiología tras fallecer este a los 49 años víctima de un infarto, momento en el que surgieron otros maestros que le impulsaron a formarse en grandes centros de investigación de Europa y Estados Unidos.

También destacó el "método" que "le enseñaron los jesuitas en el colegio".

"La gente me dice que estoy loco, pero es mi forma de funcionar. Tengo un método muy estricto, si tengo una conferencia cada semana a la misma hora, la mantengo pase lo que pase", ha destacado.

Por último, recalcó la importancia de la "moral" y se refirió a su "familia" como el gran pilar que le enseñó a acometer su labor "por y para la sociedad".

Algunas de las pinceladas que ofreció el cardiólogo Fuster sobre su faceta como promotor de la salud se centraron en la importancia de trabajar con niños de los "tres a los seis años", ya que, según manifestó, "es difícil cambiar los hábitos adquiridos por las personas en edad adulta".