Baltasaaaar". Daniela se desgañitaba ayer en los brazos de su padre a la espera del saludo del rey negro, el más aclamado durante el recorrido de una rápida, vistosa, colorista y plagada de luces y música Cabalgata de Sus Majestades de Oriente por las calles de Santa Cruz, que presenciaron decenas de miles de personas. Un elemento destacado: las doce carrozas, tan mágicas como la noche de la ilusión y auténticas piezas artesanales. Antes, en el tradicional acto de recepción a los Reyes Magos en el Estadio Heliodoro Rodríguez López, claros y oscuros, aunque siempre hay que analizar el espectáculo "con los ojos y oídos de los niños".

Los carritos en las carpas habilitadas en las puertas del Estadio llamaban la atención tras impedirse su entrada "por seguridad". Cientos de padres y madres los "aparcaron" en las carpas habilitadas para ello.

Unos 600 bailarines y figurantes participaron en un espectáculo seguido por 16.652 personas -el año pasado accedieron al recinto 13.900-, en la que sería la mejor cifra de la última década.

La recepción la firmó en su dirección por tercer año consecutivo Javier Caraballero. Lo dicho: claros y oscuros en el espectáculo. Entre los primeros la rapidez (una hora y algo), el baile constante o la amplia y variada selección musical, de Enia a la Marcha Radetzky. En el debe una especie de "horror vacui" por querer llenar el césped de gente -miembros de grupos coreográficos del Carnaval en su mayoría-, un guión algo deshilvanado o una acústica francamente mejorable. Eso, con ojos de "pureta", claro.

Pese a todo, los niños parecieron entender el batiburrillo de personajes y la historia del Hada, Niko y Martina, la bruja Paulina o el señor Búho, una marioneta con voz en off y operario cargándola a la pela.

Como rápida sinopsis, se superó el conjuro de Paulina después de que los niños derrotaran a la malvada bruja "a base de abrazos" y fue recuperada la llave maestra de todas las casas de Santa Cruz. El alcalde, José Manuel Bermúdez, acompañado de la concejala de Fiestas, Gladis de León, la entregó a los Reyes Magos entre niños entregados al aplauso y los gritos, la ola desde todas las gradas o los cantos de grandes y chicos. Tres momentos de "subidón": el doble paso del helicóptero (de Herradura a Gol y vuelta), la entrada de los Reyes Magos en el recinto montados en sus camellos y el acercamiento final a Tribuna para recibir las cartas.

Con un paréntesis de 50 minutos llegó el segundo acto principal de la jornada: la Cabalgata. La espera la amenizó la buena música pop, de Michael Jackson a Queen, pasando por Bob Marley.

A las siete y diez el subcomisario de la Policía Local Blas Hernández, en cabeza de la comitiva, recibió la orden de partir en la confluencia de Bélgica, República Dominicana y La Asunción. Al inicio del desfile la banda Sinfónica de Tenerife dirigida por Felipe Neri Gil, que interpetró el "Feliz Navidad", y el personaje de Pinocho. Detrás hasta un millar de personajes y figurantes, más de cuarenta hinchables gigantes, grandes elementos rodados alegóricos, grupos coreográficos y comparsas del Carnaval, así como doce espectaculares carrozas. Entre lo más destacado por sus grandes dimensiones, vistosas luces LED y cuidado trabajo artesanal. En la primera, de Fred.Olsen, Ni un Pelo de Tonto animó todo el recorrido. A las 19:20 pasó Melchor, a las 19:30 Gaspar (en una carroza patrocinada por el CD Tenerife) y a las 19:32 Baltasar, el ídolo de Daniela. Todos precedidos de sus cortejos y con camellos construidos en tamaño real para mantener la tradición. Los pajes repartieron 2.500 kilos de caramelos -hasta el alcalde los repartió-, 300 de ellos sin azúcar.

En apenas 25 minutos había pasado toda la cabalgata por el punto de partida. Luego siguió su recorrido habitual hasta acceder a La Marina. La rapidez la demuestra que la cabecera llegaba allí a las 20:15 horas. El trayecto concluyó en la plaza de La Candelaria con la tradicional Adoración de los Reyes al Niño Jesús. La noche fresquita, pero agradable (18 grados), animaba a estar en la calle. Las fuentes oficiales estiman en 240.000 (230.000 en 2017) las personas que acudieron ayer a la ciudad desde el mediodía.

Y tras la cabalgata, incluida por el diario El Mundo entre las veinte mejores de España, los niños a dormir -no olvidarse de dejar los zapatos, la hierbita para los camellos, plátano de Canarias y un pisquito de ron para los Magos- y los mayores, al Rastro. Y a La Recova, que también abrió.