Un hombre de 28 años falleció en la provincia argentina de Salta (norte) por hantavirus, enfermedad que en los últimos días ya ha dejado diez muertes por un brote surgido en Chubut, al sur del país, aunque desde el Ministerio de Salud de Salta afirmaron que son cepas "completamente diferentes".

El paciente, trabajador rural del municipio salteño de Coronel Cornejo, falleció el 7 de enero en el hospital de la localidad de Tartagal, pero no se conoció hasta hoy que su defunción fue provocada por el hantavirus.

Fuentes del ministerio provincial aclararon que el año pasado registraron 38 muertes por este virus, pero que hay una "gran diferencia" con el brote surgido en la localidad chubutense de Epuyén, por el que han fallecido diez personas y otra decena se encuentra hospitalizada.

Aunque todavía tienen que analizar la muestra de este último paciente, los casos que tratan desde 2005 son causados por el contacto con la secreción de las ratas infectadas por el hantavirus, mientras que en Chubut también se puede transmitir entre personas.

Las fuentes consultadas aseguraron que no hay nada que les haga pensar "en absoluto" que esta muerte tenga alguna relación con el brote de Epuyén.

El Ministerio de Salud de Jujuy, provincia del norte, también confirmó este martes que registraron un caso positivo de hantavirus, pero, al igual que en Salta, sostuvieron que en la región este virus se suele transmitir "por la aspiración de la orina de la rata infectada".

El secretario de Salud de Argentina, Adolfo Rubinstein, manifestó ayer en una entrevista con Radio Mitre que sospechan que el brote de hantavirus de Epuyén es una "mutación", ya que puede se puede dar el "contagio interhumano".

Rubinstein aseguró que se están tomando todas las medidas de bioseguridad, aunque admitió que "siempre existe el riesgo de que esto se filtre a fuera de Epuyén".

Debido a este riesgo de contagio, un juez argentino ordenó el pasado viernes el aislamiento, durante 30 días, de los afectados por el brote.

Asimismo, el gobierno municipal de Epuyén suspendió todas las actividades grupales en espacios cerrados municipales como el gimnasio o las iglesias durante cuarenta días, entre otras medidas preventivas.