Significa "elfo o hada" en sueco y algo de mágico, en positivo, ha tenido la estancia del buque escuela "Alva" en el puerto de Santa Cruz de Tenerife dentro de una gira que le ha llevado por casi toda Canarias desde el pasado 15 de noviembre. Una treintena de chicos de entre 16 y 18 años viven durante meses una experiencia que, además de conocimientos de náutica, les prepara para el liderazgo emprendedor. Todo dentro de un peculiar sistema educativo. Aquí, en el puerto chicharrero han encontrado el impulso necesario para seguir su andadura después de que una empresa canaria, Elyman, colocara un nuevo generador, de los dos que tiene el barco, que se había quemado. Impulso canario, por lo tanto, y nunca mejor dicho para la nueva travesía de los suecos.

Además de lo 27 chicos, buena parte de los cuales se afanaban durante la visita de EL DÍA esta semana en labores de avituallamiento (también con productos de nuestra tierra suministrados por empresas de la isla), siete auténticos "lobos de mar" forman la tripulación. Sobre la cubierta recibieron a este periódico, con el capitán, Krister Stark, a la cabeza; Erik Nygren, primer maquinista; Bengt Svensson, segundo en la sala de máquinas, y Daniel Lindefors, el mánager que "une" en cada viaje a los marinos con los estudiantes.

Estos cuentan entre los primeros con dos profesores porque, además de la travesía enriquecedora como experiencia vital, se les forma en Biología Marina, Técnicas Náuticas y Liderazgo de Empresa. Esta última faceta, la emprendedora, es el principal objetivo del Instituto Marino de Stocksund al que pertenece el barco. Las travesías anuales son tres, una por cada año que el estudiante pasa en el centro. Su intención es que los chicos conozcan mundo al tiempo que se interrelacionan.

Explican los marinos que este modelo educativo "forma parte de nuestra cultura. Aunque el instituto es privado la educación en Suecia es completamente gratuita por ley. Eso significa que cualquiera que pretenda entrar puede hacerlo cumpliendo los requisitos, como el del expediente académico. Pero sin ningún coste, que afronta el Estado".

"Llevo cinco años como capitán de este barco, pero en la mar desde niño", asegura Stark, un hombre muy joven todavía, pero de dilatada experiencia. Añade que "el buque cumple esta función desde 2004, pero el sistema de clases es anterior, con punto de partida en el año 1992."

Asegura el capitán: "Claro que es complicada la convivencia en un espacio tan pequeño, pero todo se arregla con una buena comunicación". Lo corrobora parte de su tripulación, como el maquinista Erik, un marino "clásico" del Norte, tatuajes incluidos, que lleva diez años enrolado en el "Alva". Junto a él, su segundo, desde hace dos años y medio, Bengt, y Daniel, el "mánager" hace nada menos que diecinueve cursos consecutivos.

Coinciden los cuatro en que estas son "unas islas maravillosas con un clima ideal que ya habíamos visitado antes, pero la circunstancia adversa del motor nos ha permitido conocer a una gente fantástica que confirma el valor humano de los canarios, un factor tanto o más importante que este sol que da vida a cualquiera".

La mañana de invierno primaveral del pasado miércoles era radiante. Daniel confirma todo lo anterior cuando muestra una imagen de su teléfono móvil: "Esta es mi calle en Estocolmo ayer (por el martes)". En la pantalla impactaba ver cómo la nieve llegaba hasta el techo de los coches.

Ante la pregunta sobre el origen del nombre, se afanan en explicar, a través de gestos y con otra imagen del móvil, de donde proviene. Cuesta un cierto tiempo adivinar que hacen referencia a duendes, hadas o elfos, en principio femeninos. Pero el lenguaje de signos siempre es universal.

La fortaleza del nexo entre estos suecos y la gente de aquí se demuestra con la llegada a pie de barco de los representantes de Elyman, la empresa especializada (radicada aquí con sedes en Barcelona y Portugal) que ha trabajado en la reposición del generador averiado. El barco cuenta con un motor central y dos generadores electrónicos, uno de los cuales se había quemado.

Paco Martín, el gerente, ejerce de intérprete con el inglés como base, y Eloy Ramos, mecánico, recuerda la intensidad de su tarea, en apenas cinco días, y las dificultades para introducir el nuevo motor en la sala de máquinas por huecos de reducidas dimensiones. Martín reparte mecheros, llaveros y sombreros a la tripulación. Se pone rápidamente uno de estos el simpático Daniel, que se muestra como el "pegamento" humano del grupo.

Eloy y Paco coinciden en que "esto no debería ser una tarea puntual con un barco sino formar parte de algo más articulado y global que, sin duda, generaría riqueza para el puerto y para toda la isla, además, por supuesto, de puestos de trabajo. Tenemos el personal cualificado y los recursos de sobra, pero nos falta algo más".

Entonces comienza, de verdad, la visita al "Alva", más allá de su bonita cubierta y la zona donde ese encuentra el timón, escenario de la conversación. Como en todo barco, la clave está en sus entrañas. EL DÍA se adapta al estilo marinero hasta en la forma de bajar de las escaleras: al revés.

Lo primero es comprobar que el camarote del capitán es diminuto. Apenas una pequeña cama e instrumentos de navegación destacan en la decoración. Stark se afana en su tarea con el ordenador como inestimable ayuda. Sonríe cuando se le recuerda que en la puerta preside la estancia una caricatura del Capitán Hadock, el amigo inseparable en las aventuras de Tintín, del que se manifiesta como seguidor desde crío.

El interior muestra de entrada las salas comunes, de estudio, para dar clase o comer. Abajo quedan los camarotes. Un espacio fundamental, como en todo barco que se precie, es la cocina. Su responsable, Tomas, se afanaba en que todo estuviera en orden durante el proceso de reposición con las cajas que cargaban el orden los chicos. Desde la puerta saluda junto a su ayudante.

La ruta lleva luego a la sala de máquinas, otro mundo lleno de motores, utensilios de mecánica y olor a gasolina, pero que aparece absolutamente ordenado e impoluto en cuanto a la limpieza.

"Más fuerte es el olor a sudor en estos días de mucho trabajo, pero ha salido todo bien y estamos satisfechos", explica Paco Martín. También se muestra contento Eloy por la tarea finalizada que califica de "muy complicada por el poco tiempo, que nos ha llevado a tener que trabajar también el fin de semana y lo difícil que es moverse en un barco". No hay más que verlo porque uno se pregunta cómo han podido introducir allí por esa pequeña puerta este armatoste insonorizado de 25 kwa. Es más pequeño que su hermano, el original, pero también más moderno en prestaciones. Llegó desde Barcelona para ser montado aquí, en la isla.

Ahí sale el orgullo de quienes han hecho su trabajo. Lo cuenta Paco: "Elyman cumplió 40 años el pasado mes de enero y no se trata solo de nosotros sino de algo más genérico: las enormes posibilidades que tiene la actividad portuaria para unas islas como las nuestras. Creo que habría que explotar mucho más esta fuente de riqueza".

Llega la hora del adiós y en ese momento se demuestra la disciplina nórdica. El capitán manda y se le obedece. Convoca a todos en el puente para la foto de grupo de rigor. Poco a poco va saliendo gente, no se sabe muy bien de donde, pero al final se juntan los 34 participantes en esta edición de una particular aventura marítima que ha tenido a Canarias como etapa fundamental.

Porque este barco de escuela sueca llevará ya para siempre el impulso canario en forma de motor. Hasta la próxima "Alva".

Krister Stark

CAPITÁN DEL "ALVA" DESDE HACE CINCO AÑOS