Los bulos corren por las redes sociales y los de la salud, especialmente. Esos corren que vuelan gracias a la aplicación de mensajería instantánea Whatsapp. Un estudio nacional ha determinado que es el canal por el que más bulos sobre temas sanitarios se difunden. Y la razón no carece de lógica: es, con gran diferencia, la red de contactos que con más facilidad usa la ciudadanía y su capacidad de extensión es enorme.

Así lo han determinado los participantes en el III encuentro de la Blogosfera sanitaria, cuyas conclusiones han servido para la elaboración de un documento de consenso, el Informe EHON "¿Cómo actuar frente al Dr. Google?", presentado por el grupo de trabajo #SaludsinBulos. En su elaboración han participado más de 40 representantes de sociedades científicas, organizaciones de pacientes, colegios profesionales y asociaciones de periodistas, además de algunos líderes de opinión en redes sociales en salud.

El informe se centra en las búsquedas en Google realizadas por usuarios desinformados que pretenden obtener respuestas en la web; y esa necesidad choca con la realidad: la existencia de muchas páginas que no tienen información rigurosa, en las que se pueden encontrar informaciones falsas y sesgadas. "La facilidad de su uso y su gran penetración en la población española han hecho a Whatsapp una agente clave en la propagación de las fake news", sostiene el coordinador de #SaludsinBulos, Carlos Mateos.

Uno de los grandes peligros que suponen los was frente a otros medios de transmisión de información es que "la alerta nos llega a través de una fuente de confianza que la redifunde ''por si acaso''", recalca Mateos, que ha lamentado que en la red de mensajería "se propaga la desinformación de forma muy rápida y que en ésta no se puede actuar de manera masiva para informar con rigor". El mismo estudio determina que Facebook y Twitter, con un 11,5 por ciento, y las páginas web, con un 7,7 por ciento, son los otros canales que se prestan más a la difusión de información de salud poco o nada contrastada.

Ante esa realidad amenazante, el 88 por ciento de los asistentes a la jornada de revisión de los bulos sanitarios considera que los profesionales del sector tiene que asesorar a los pacientes sobre los contenidos web más fiables, mientras que el 92 por ciento sugiere que debería haber indicadores de fiabilidad del contenido de las páginas web de salud en los navegadores.

"El paciente que no obtiene en consulta la información que necesita la busca por su cuenta", sostiene la farmacéutica y embajadora de #SaludsinBulos, Marián García. "Decirle a un paciente que deje de mirar en Internet porque todo es falso no conseguirá disuadirle de las búsquedas en la mayoría de los casos. Lo único que conseguimos es dejarle solo ante el universo de la información y la desinformación online", confiesa convencida García.

Sin embargo, otra realidad es que los profesionales se muestran reticentes a aceptar responsabilidad en cuanto a cómo orientar a los pacientes en la búsqueda de información fiable en webs, no solo por la falta de confianza que les ofrece, sino también por la escasez de competencias digitales. Igualmente, solo el 50 % de los participantes en el Informe considera oportuno dar información sobre blogs de pacientes en los que otros enfermos puedan encontrar reflejo, así como dar referencias de páginas web fiables.

¿Y por qué se busca información sobre la enfermedad que uno padece en las webs o foros de pacientes? Porque se evidencia que hay un fallo de comunicación entre médico y paciente. Esa es una de las principales causas que empujan a estos a contrastar la información del diagnóstico recibido en Google.

A juicio de la presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, Carina Escobar, la información sobre salud en Internet es un "reto" que "afecta mucho a los más débiles". "La accesibilidad es buena, pero es difícil para algunos pacientes tener criterio", ha especificado. Es aquí cuando la relación médico-paciente a la hora de contrastar información cobra importancia. "Proteger y fomentar la relación de los profesionales sanitarios con los pacientes contribuye a que los pacientes tengamos un mayor criterio y conocimiento a la hora de analizar la información disponible sobre nuestra patología y cuidados de la salud", ha apuntado Escobar.

"Ayuda a los pacientes a preguntar sin miedos, a contrastar la información que hayan encontrado por redes sociales y mejorar sus búsquedas con orientación profesional sobre cómo y dónde encontrar las mejores fuentes que contribuyan a mejorar su salud", ha añadido la presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes.

En nombre de los pacientes, Escobar ha reivindicado "tiempo a los médicos, menos información técnica y más información adaptada y accesible". Ha hecho referencia también a la continuidad asistencial, "que los profesionales estén coordinados con la información que ofrecen y que sea siempre la misma persona la que atienda al paciente", ha reclamado Escobar.

Y para el análisis de los interesados, otra pista. ¿Qué es más viral, un texto original, una imagen o una historia vinculada a las emociones". Solución: una historia vinculada a emociones, seguida de una imagen y en tercer lugar un texto original.

Para subsanar el problema de la credibilidad, el 92 por ciento de los participantes en el encuentro aseguró que debería haber indicadores de fiabilidad de contenido en las webs de salud. El 88 por ciento, por otro lado, piensa que son los propios profesionales los que han de asesorar a los pacientes sobre esta información. Además, el 65 por ciento opina que la difusión de consejos de salud perjudiciales debería estar penalizada.

Para fomentar que los pacientes dispongan de una información más digerible sobre su diagnóstico las conclusiones del encuentro es que se debe trabajar en tres áreas distintas. Una: los profesionales sanitarios podrían disponer de un chat para facilitar un acceso más rápido a la información, mediante un lenguaje adaptado al paciente; dos: deberían disponer de una formación con un mayor grado de implicación. Y tres: es importante que las asociaciones de pacientes contribuyan a crear una relación de confianza médico-paciente.