Segunda denuncia por agresión sexual contra Miguel Cabrera Pérez-Camacho

Un joven de 25 años declara ante un juzgado de La Laguna que sufrió tocamientos del abogado

Miguel Cabrera Pérez-Camacho

Miguel Cabrera Pérez-Camacho / E.D.

Un hombre de 25 años presentó la segunda denuncia por agresión sexual en los juzgados de La Laguna contra el abogado y exprofesor universitario Miguel Cabrera Pérez-Camacho a raíz de unos supuestos tocamientos.

Los hechos ocurrieron presuntamente en diciembre del 2022 en el chalet que el citado letrado posee en el municipio de Tacoronte. Es decir, se trata del domicilio en el que se situaron los episodios narrados en el primer caso y en las mismas circunstancias, puesto que también el actual denunciante buscaba un bufete en el que realizar sus prácticas de estudios de formación profesional.

En la jornada de ayer no fue posible conocer la versión de Miguel Cabrera Pérez-Camacho, a pesar de que en varias ocasiones se intentó hablar con él.

Este martes, 9 de enero, el segundo joven prestó declaración ante la magistrada-juez del Juzgado de Instrucción número 4 de La Laguna y se ratificó en su denuncia. Además, en la comparecencia dejó claro que no conoce ni tiene relación alguna con el varón que acusó a Pérez-Camacho de tocamientos en octubre del 2023; un hecho por el que se abrieron diligencias previas en otro órgano judicial de La Laguna, el de Instrucción número 3, donde dicho abogado figura como investigado.

En este segundo caso de supuestos tocamientos, el denunciante aseguró que tardó casi un año en interponer denuncia por miedo, «al tener el investigado influencias políticas», así como por temor «a posibles represalias, por el poder que podía tener» Miguel Cabrera, que en el momento de los hechos era presidente del Real Casino de Tenerife (RCT) y profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna (ULL). En la actualidad mantiene la Presidencia del RCT.

Al final, se atrevió a denunciar porque leyó en EL DÍA el episodio del primer denunciante por hechos similares, pensó que podían existir más casos y desea que no vuelvan a ocurrir situaciones similares.

Esos tocamientos supuestamente tuvieron lugar el 18 de diciembre del 2022. Y, tras salir de la vivienda de Pérez-Camacho, contó lo que le había ocurrido a su novia, así como a otros familiares y amigos. Con su pareja sentimental habló mediante una videollamada nada más abandonar el chalet del abogado.

Este joven aseguró ante la autoridad judicial que no ha acudido a ningún profesional para recibir tratamiento después de la supuesta agresión sexual, pero que le han ayudado las conversaciones con su novia. No obstante, aclaró que lo ha pasado muy mal y, aún hoy, cuando le tocan la espalda, le viene el recuerdo del masaje, lo que le resulta desagradable.

Supuestamente, siempre según el testimonio del denunciante, el presidente del Real Casino de Tenerife intentó ponerse el contacto con él dos veces durante la tarde del 27 de diciembre del año 2022. Sin embargo, no hablaron, pues supuestamente el joven tenía bloqueado al letrado desde que tuvieron lugar los tocamientos, nueve días antes.

El varón, que en el momento de los hechos tenía 24 años, buscó un despacho de abogados para hacer las prácticas de empresa y una de las dos opciones escogidas fue la del bufete de Pérez-Camacho porque el horario era compatible con el de su trabajo. Tras enviar su petición al correo electrónico de dicho despacho, dos días después (un sábado) Pérez-Camacho se puso en contacto con él y quedaron para verse el domingo en la casa de Cabrera en Tacoronte. El día y el lugar del encuentro le resultaron raros al denunciante y a su pareja, pero, aún así, decidió ir. El 18 de diciembre, el abogado y el joven tuvieron una conversación de carácter laboral. Pero después hablaron de otros asuntos.

Según el denunciante, Pérez-Camacho le preguntó si le gustaban los masajes y la respuesta del estudiante fue afirmativa. Y el presidente del Real Casino de Tenerife le comentó que le iba a hacer uno para que aprendiera, siempre según el testimonio prestado ante la jueza por el varón. En primer lugar, le masajeó los hombros y el joven no supo reaccionar, aunque le pareció una situación muy rara.

Acostado

Cabrera supuestamente le llegó a comentar que le gustaba más hacerlo acostado y que le agradaba que fueran chicos a su casa y le hicieran masajes pagándoles.

El estudiante que quería hacer las prácticas se levantó la camiseta y, después de los hombros, el masaje continuó hasta la altura del cinturón.

En ningún momento, el denunciante dijo de forma expresa a Miguel Cabrera que no siguiera con esos tocamientos, «pero no estaba cómodo, estaba muy nervioso», según aseguró a la jueza de Instrucción número 4 de La Laguna. Y en un determinado momento le dijo al letrado que se tenía que ir para evadir la situación.

Relató que el abogado le manoseó los pectorales, mientras él se hallaba «en estado de schock» y «no sabía qué hacer». Ante la magistrada señaló que llegó a temer por su vida, porque durante el masaje el letrado subía con sus manos hasta el cuello y la cara, a la vez que hacía gestos raros.

Un beso en la cara

Después, el masaje continuó con ambas personas de pie, tanto en el pecho como en el abdomen. Supuestamente, Pérez-Camacho le propuso volver a hacerlo, pero el denunciante le dijo que no podía porque tenía comida familiar.

Según apuntó en su declaración en el Juzgado de Instrucción número 4 de La Laguna, al despedirse, el letrado «hizo como para buscar un beso en la boca», así como que «se dieron un beso en la cara y ahí terminó».

Además de con su novia, el segundo denunciante habló de este asunto con su hermano, con su suegro y algunos amigos, que le ayudaron a reflexionar sobre si le convenía denunciar o no.

La publicación de la primera denuncia por agresión sexual le animó a interponer la suya. Aunque dice que sigue teniendo miedo, se atrevió a llevar su situación ante la Administración de Justicia «para que esto no suceda más».