Las costas de Canarias reciben 'pellets' desde hace diez años

Retiran una pequeña cantidad hallada en el Puerto de Garachico

Así trabajan operarios y voluntarios en las playas afectadas por los pellets

Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: Andrés Gutiérrez

En Canarias existe constancia científica de la llegada de microplásticos y pellets desde hace una década y su presencia en diferentes playas resulta habitual. Sólo en algunas ocasiones se han registrado importantes concentraciones en algunos enclaves, aunque nunca con una magnitud como la que se aprecia estos días en playas de Galicia, Asturias o Cantabria, por ejemplo, tras la pérdida de mercancía por parte del barco Toconao.

La caída de contenedores desde los grandes barcos mercantes es más habitual de lo que se piensa y se convierte en la principal causa de que dichos elementos contaminantes lleguen al Archipiélago, según explican los expertos consultados.

El investigador y profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Aridane González recuerda que el elevado consumo de plásticos a nivel mundial no para de crecer y, como consecuencia, existen microplásticos en todos los ámbitos, desde el agua hasta la atmósfera, así como en muchos organismos.

Plantea que especialmente preocupante resulta este fenómeno en el medio oceánico. Y Canarias supone un «obstáculo» en el desplazamiento que las corrientes realizan de estos materiales por el Atlántico. Aclara González que los microplásticos actúan como vector para desplazar consigo contaminantes químicos y otros organismos, como bacterias, por ejemplo.

Giro subtropical

Según este investigador de la ULPGC, estas concentraciones avanzan y se acumulan en el Archipiélago «en el giro subtropical» de las grandes corrientes. Los pellets o los microplásticos pueden llegar de la costa este de Estados Unidos o del Atlántico Norte, pero también gracias a la corriente de las Azores y del norte de España por las masas de agua superficiales.

José Fernando Pérez, profesor de la Universidad Europea de Canarias (UEC), indica que el fenómeno de la contaminación por plásticos es relativamente reciente, en la medida en que su consumo comenzó en el siglo XX.

Para Pérez, resulta incuestionable que dicho material afecta al medio ambiente, a la cadena trófica y a los seres humanos, pero ahora lo que se debe determinar es de qué manera.

Peligrosidad

Señala este docente de la Universidad Europea de Canarias (UEC) que la peligrosidad de los microplásticos depende de dos factores fundamentales. Uno es el propio producto, en base a su forma o tamaño. Y el segundo elemento clave es el tipo de aditivo que lleve, como pueden ser los aplicados para protegerlo del sol o los retardantes de llama, entre otros.

En opinión de José Fernando Pérez, los pellets (de unos cinco milímetros de largo) no son ingeridos por un mejillón, aunque sí lo podrán ser por un atún o un salmón. En el caso de estos últimos peces, si se quedan en su aparato digestivo, es muy probable que no lleguen a ser consumidos directamente por las personas. En cambio, los microplásticos de unas dimensiones mucho más pequeñas sí podrán ser filtrados por un molusco, que después será comido entero por un humano, por ejemplo.

Daura Vega Moreno es coordinadora del Grupo Openplast y profesora de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). «Tenemos evidencias científicas de la llegada de pellets y microplásticos a Canarias desde hace diez años», comenta. En cualquier caso, insiste en que los detectados en Bajamar el pasado miércoles nada tienen que ver con los del vertido del buque Toconao, como ya afirmó a este medio el pasado miércoles.

Información

El análisis de esos pellets permite asegurar a los investigadores el tiempo que pueden llevar en el océano. Así, en las islas aparecen mezclados todo tipo de basuras marinas, microplásticos y pellets, de diferentes composiciones y con una antigüedad muy diferente. En unos casos esos gránulos pueden llevar en el mar entre tres y cinco años; en otros, alrededor de siete, y también se localizan elementos con más de dos décadas en el océano. Y eso se sabe gracias a su coloración, su estado de erosión o fragmentación, por ejemplo, apunta la investigadora de la universidad pública de Gran Canaria.

En base a la visualización realizada sobre las piezas localizadas por socorristas en la playa de Bajamar, apunta Daura Vega Moreno que se aprecia una variedad de composición y, por tanto, del origen, así como del tiempo que han pasado en el mar. Todo indica que esos elementos encontrados en el norte de Tenerife llevan, como mínimo, entre tres y cinco años en las corrientes oceánicas.

Una parte fueron fabricados con polietileno y otra, con polipropileno, señala la citada docente de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Recuerda que es normal y habitual ver pellets en las playas del Archipiélago, gracias a las mezclas de otros residuos y microplásticos que llegan a las costas isleñas. Los pellets representan, de media, el 6 por ciento del conjunto de los microplásticos que se recogen en Canarias por parte de investigadores especializados en la materia.

Pero no siempre tiene que darse la misma proporción. Como apunta la bióloga Alicia Herrera Ulibarri, doctora en Oceanografía y experta en microplásticos, ha habido ocasiones, como en la playa de Famara (noroeste de Lanzarote) en octubre del 2015, en que se detectó una gran cantidad de microplásticos y los pellets representaban el 40 por ciento.

Y, además, llegan entre basura de mayores dimensiones, como redes de pesca enteras de 100 kilos, por ejemplo, garrafas, botellas o tapones de muy diversos tamaños.

Lugares destacados

¿Dónde se sitúan los principales enclaves de llegada de estos elementos contaminantes en la Comunidad Autónoma?

Para Daura Vega, los puntos negros de llegada de pellets y microplásticos, en general, en la provincia de Santa Cruz de Tenerife se hallan en la Playa Grande de El Porís de Abona, en el término municipal de Arico (sureste de Tenerife) y en la de Arenas Blancas, en la isla de El Hierro. En cuanto a las islas orientales, los lugares de mayor interés para la recolección se encuentran en Famara (Lanzarote) y playa Lambra, en la isla de La Graciosa. Además, en los últimos tiempos se aprecia un índice relevante de microplásticos en la playa de Las Caletillas, en la isla de Fuerteventura, según dice Vega Moreno.

Corrientes

Son las dinámicas oceánicas quienes provocan estas concentraciones en dichos puntos del Archipiélago. Y es que, además de las grandes corrientes oceánicas, influyen en este fenómeno las llamadas estructuras mesoescalares, que están compuestas por corrientes o remolinos que pueden ir desde los 10 hasta los 100 kilómetros de longitud.

Los investigadores coinciden en la idea de que la gran mayoría de los pellets que aparecen en Canarias procede de contenedores que caen al mar desde grandes buques de carga. Indica Vega Moreno que, frente a lo que ocurrió el pasado 8 de diciembre frente a las costas de Portugal con el Toconao, la mayoría de los accidentes marítimos de este tipo ocurren en aguas internacionales y en esos casos las navieras no están obligadas a comunicar a las autoridades de los países próximos los citados incidentes.

Tampoco cabe descartar por completo que procedan de vertidos directos de las fábricas a ríos y estos lleven los pellets y otros microplásticos hasta el océano. Sin embargo, en esas situaciones, el punto de origen se situaría a miles de kilómetros del Archipiélago, refiere la investigadora de la universidad grancanaria.

Más de un año

Alicia Herrera señala que los pellets caídos en sacos desde el buque de la naviera Maersk van a tardar más de un año en llegar a las costas de las islas, «si es que llegan, porque también pueden quedarse recirculando en esa zona; todo depende de las dinámicas oceánicas».

Para dicha bióloga, «aquí hay mucha experiencia con los microplásticos y los pellets, que resulta muy habitual que lleguen a las costas orientadas al norte y noreste arrastradas por la corriente de Canarias».

Apunta dicha doctora en Oceanografía que «la diferencia con lo ocurrido estos días en Galicia es que aquí no conocemos el origen de lo que llega; algunos pellets llevan muchos años en el mar».

Desde su perspectiva, «es triste, pero ha tenido que ocurrir el vertido de Portugal para tener conciencia de las consecuencias que tiene la presencia de microplásticos en el mar».

Destaca que, por ejemplo, después de las tormentas suelen aparecer muchos de estos elementos contaminantes en las líneas de marea.

Tania Montoto trabaja en la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan) en un proyecto europeo denominado Blue Mission, en el que participan científicos de 16 países y cuyo objetivo es buscar iniciativas y tecnologías que contribuyan a la restauración de ecosistemas marinos.

En su opinión, el primer paso para evitar grandes efectos negativos de contaminación marina con los pellets debe darse en las industrias que los fabrican, con un proceso de empaquetado que sea más seguro en caso de accidente. Otra puede consistir en que las navieras decidan colocar los contenedores de transporte de dichos microplásticos en un lugar más seguro en los buques.

El catedrático de Química Analítica de la Universidad de La Laguna (ULL) Javier Hernández Borges comentó que, generalmente, a la hora de ordenar la carga en determinados buques, los contenedores con los pellets suelen ir puestos en la parte más alta. El motivo es que esta mercancía es más barata que otras y, si cae al mar, las pérdidas económicas son menores.

Reducir el consumo

En opinión de Tania Montoto, «eso puede resultar barato para la industria, pero caro para el medio ambiente». Y añade que, evidentemente, otro de los avances que deben realizarse pasa por reducir el consumo de plásticos a nivel global, sobre todo aquellos que son envases de un sólo uso. Según un informe realizado por empresas fabricantes, casi un 42 por ciento de su producción está destinada a estos artículos que se utilizan una vez y después se tiran a la basura.

Hallazgo en Garachico

En la mañana de ayer se localizó una cantidad reducida de pellets en el puerto de Garachico, según confirmaron fuentes de la Dirección General de Emergencias del Gobierno canario. Este fue el único recinto portuario de titularidad autonómica en el que se detectó la presencia de estos microplásticos en todo el Archipiélago, tras el hallazgo el miércoles de ese tipo de gránulos en Bajamar.

La llegada de dichos elementos al puerto de Garachico ocurrió en la madrugada o mañana del jueves, pues en la tarde del día anterior se revisó y no se detectó nada. Aparecieron en los dos puntos de la infraestructura donde se concentra la basura marina que entra a flote. El material fue retirado por personal del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES). Ahora se analizarán las muestras a ver si coinciden con los localizados en Bajamar. Y lo mismo ocurrirá con elementos similares encontrados en la playa de Arenas Blancas (El Hierro) y Playa La Viuda, en Candelaria.

Reunión

Hoy está previsto que las autoridades y técnicos de Emergencias del Gobierno canario mantengan una reunión para evaluar la situación, tras la prealerta activada anteayer. En el encuentro está previsto que participen empresas de socorrismo, representantes de los centros de coordinación de emergencias de los cabildos, el área de Biodiversidad de la Consejería de Transición Ecológica, Sanidad Ambiental y Costas del Ejecutivo autónomo, responsables de la sala del 1-1-2, portavoces de Puertos Canarios y Puertos del Estado, Capitanía Marítima de Santa Cruz de Tenerife, Salvamento Marítimo y los asesores científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de la Universidad de La Laguna.