Guerra sin cuartel en ‘suelo’ tinerfeño

Un extraño asalto a una villa de Adeje propiedad del inversor lituano agudizó el enfrentamiento

Audrone Karpaviciene y Raimondas Karpavicius cuando estaban casados.

Audrone Karpaviciene y Raimondas Karpavicius cuando estaban casados. / El Día

J. D.

La última voluntad del millonario lituano Raimondas Karpavicius sigue dando guerra en los juzgados. El control de un patrimonio que supera de largo los cien millones de euros enfrenta desde hace años a dos bandos. En uno están Audrone Karpaviciene, primera esposa, del magnate y su hijo Rokas Karpis. En la otra parte aparecen otros dos actores principales con las figuras de Henrikas Karpavicius, el hermano menor del difunto, y Aiste Karpaviciene. El tira y afloja empezó con el emprendedor aún con vida; en la recta final de una enfermedad mortal: los movimientos en torno a su última voluntad supuestamente se realizan cuando éste se encontraba muy afectado por un doble tumor cerebral.

En medio de este crucigrama de nombres en los que casi siempre aparece una k hay intereses que han agrandado la fisura entre la familia original de Raimondas Karpavicius, la que estuvo a su lado en los años en los que pisó la cárcel y empezó a construir su imperio, y la familia que legalizó a partir de su nuevo matrimonio con Aiste Karpaviciene. En el segundo caso hay que incluir también la alargada figura de Henrikas Karpavicius o un letrado, Danelius Giedrius, que se hizo cargo de la defensa de los intereses de la parte contraria a Audrone y Rokas.

El «aislamiento» de Raimondas

Tanto Rokas Karpis como su madre, Audrone, sostienen que acercarse a Raimondas en los últimos momentos de su vida se convirtió en casi una «misión imposible». De hecho, mostraron su rechazo por el lugar en el que fue enterrado el empresario: en sus testimonios aseguran que en ningún momento fueron informados de que sus restos iban a estar en el cementerio de Nida, una localidad ubicada en el Mar Báltico en la que Raimondas tenía una de sus villas.

El acceso a otra de sus propiedades, ubicada en el Campo de Golf de Adeje, fue forzado alrededor de las 13:00 horas del 22 de julio de 2019 tras la contratación de un cerrajero. En el interior se encontraban unos conocidos de Audrone Karpaviciene que descansaban en el sur de la Isla y las personas que entraron fueron identificadas por los agentes de la Guardia Civil –el día de los hechos también se activaron recursos de la Policía Local de Adeje– que se hicieron cargo de esta denuncia como Giedrius Skaladas y Darius Zakauskas, dos altos cargos de la policía lituana que entonces ya no formaban parte de su organigrama, el ya mencionado Danelius Giedrius, en calidad del letrado que representa los intereses del hermano y a la segunda esposa de Raimondas Karpavicius y una sobrina. Las diligencias previas [2019-004697-00001161] se remitieron a un Juzgado de Arona, pero a día de hoy no se ha resuelto el caso supuestamente porque no se ha podido contactar con algunos de los identificados para que aportaran su versión de los hechos. La no localización de otros imputados en esta trama es la que según Rokas Karpis mantiene el contencioso en lista de espera. La mansión adejera y las infraestructuras que Markomilk tenía en un polígono industrial ubicado en las afueras de la capital tinerfeña están bajo control de Henrikas y Aiste a la espera de la decisión que tome Tribunal Supremo. La guerra continúa en el clan Karpavicius.