El criminólogo Félix McGrier Ríos se ha especializado en elaborar perfiles sobre las características personales o psicológicas de los posibles autores o sospechosos de muertes violentas, así como en casos de desapariciones de personas que aún no han sido resueltas. A su juicio, en el transcurso de las últimas décadas, el estudio de los evidencias psicológicas sobre asesinos y homicidas ha estado, en general, infravalorado. No obstante, este criminólogo canario opina que, cuando los agentes buscan a un sospechoso y dialogan sobre sus posibles características, "sin saberlo están realizando un perfil sobre el autor".

Además, recalca que el nivel de preparación de la Policía Judicial en la Guardia Civil y en el Cuerpo Nacional de Policía es hoy mucho más alto que hace una década. Y advierte de que "a mí me llegan aquellos casos que no se han podido resolver".

Ríos fue uno de los profesionales que participaron recientemente en el II Simposium Internacional de Criminología, Delincuencia y Psicología de la Universidad de La Laguna.

Una parte de su ponencia estuvo dedicada a explicar a los presentes cómo trabaja para aportar luz a los investigadores policiales sobre personas que no han sido encontradas o muertes violentas en las que, muchos años después, los agentes no han hallado a sus autores.

McGrier Ríos señaló en qué consiste un perfil, para qué sirve y las dificultades que encuentran los criminólogos y expertos cuando solo disponen de parte de los tres elementos clave de estudio, como son la víctima y el escenario del trágico suceso, que, a su vez, permiten saber cómo es y cómo piensa el agresor. Explica que esas dificultades aparecen, por ejemplo, en el caso de muchas desapariciones, pues los aspectos psicológicos de la víctima solo aparecen a través de entrevistas con personas de su entorno; a la vez que no existe un escenario concreto, sino solo el lugar donde se perdió el rastro.

Este criminólogo comenta que parte de su labor consiste en desentrañar las evidencias psicológicas de un homicidio o asesinato, por ejemplo, donde el autor estrangula a la víctima y, después de muerta, le da seis puñaladas y un fuerte golpe en la cabeza.

Ríos señala que los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía o la Guardia Civil se preguntan, por ejemplo, qué arma usó y dónde está. Sin embargo, la función específica de los elaboradores de "perfiles criminales" es aclarar por qué la golpeó y apuñaló tras haberla estrangulado, o bien qué relación psicológica entre las partes se esconde en esa conducta.

Para Ríos, el "perfil" es el conjunto de indicios que, cuando son interpretados de manera científica, nos pueden conducir a verdaderas pruebas o a apoyar la solicitud de gestiones que nos conduzcan a ellas".

Recuerda que un "buen perfil enfocado a un sospechoso puede servir para que un juez ordene el registro de la vivienda del supuesto autor y, a su vez, llegar a obtener alguna prueba física".

Para ilustrar la primera parte de su intervención, Félix Ríos planteó a los asistentes al Simposium el caso de Francisco Epifanio, un hombre que desapareció en diciembre de 2004 en el municipio grancanario de Santa Brígida, a la vez que los invitó a participar en elaborar el perfil del supuesto responsable del caso, en base a datos como los lugares por los que fue visto por unos testigos, la hora en que desapareció, la última persona que lo llamó, así como el hecho de que dejó preparada la comida.

Su primer caso como criminólogo lo desarrolló en colaboración con un compañero de Las Palmas, a raíz de que la familia de un policía fallecido quería que se revisara el caso porque no estaba convencida de que se tratara de un accidente, según determinó la versión oficial. El cadáver de ese agente del Cuerpo Nacional de Policía apareció en el cauce del barranco de Silva varios meses después de su desaparición. Estaba momificado, como consecuencia del efecto del viento y la arena.

Recientemente, la familia de Soledad Donoso ha contactado con Ríos para intentar saber algo más de lo que le ocurrió a dicha mujer en 1992. Tras estar desaparecida durante 15 días, los restos de Donoso fueron hallados a la orilla del río Guadalquivir.

La víctima fue descuartizada y esa circunstancia dificultó la identificación, localización y captura del autor o autores de su muerte.