Iris Francés Luis, de 35 años, murió en la noche del pasado jueves al recibir varias puñaladas por parte presuntamente de su expareja, Carlos Gaspar, en la avenida de Los Majuelos, a la altura de El Sobradillo; el barrio de Santa Cruz de Tenerife donde la víctima residía junto a sus padres. El hombre fue detenido por la Policía Local cuando caminaba por la avenida de Tíncer. Este episodio trágico de violencia de género ya era temido por los padres de la mujer e, incluso, la hija mayor del matrimonio, de 10 años, preguntaba a sus abuelos por qué su progenitor le había dicho a ella y sus hermanos gemelos, de cinco, que se iban a quedar sin madre y sin padre. Ayer, el abuelo materno de los menores, Epifanio Francés, se preguntaba por qué desde el juzgado correspondiente no se había dictado una orden de alejamiento contra el agresor, a pesar de que su hija la había reclamado. Pero, al parecer, carecía de testigos que ratificaran su testimonio, según familiares.

A finales de 2014, Iris denunció a su expareja varias veces por sentirse acosada. Y a comienzos de este mes de octubre, la víctima denunció al ahora arrestado ante la Policía Local por amenazas y una agresión física leve (concretamente patadas en los glúteos) en la vía pública, según dijeron ayer dos familiares. Una de las claves es que el puesto de trabajo de Gaspar se hallaba en una gasolinera muy próxima al domicilio de su exmujer. Y eso supuestamente le facilitaba a Carlos rondar los alrededores de la casa de la fallecida.

A pesar de que Iris permitía a su expareja que estuviera con sus hijos e, incluso, que se los llevara de vacaciones a El Hierro, isla de procedencia de Gaspar, las provocaciones y enfrentamientos del ahora arrestado no cesaron en los dos años que llevaba rota la relación sentimental. Iris, que trabajaba en un supermercado en la carretera La Cuesta-Taco, era propietaria de un coche y le había reclamado a su presunto agresor que le devolviera una llave. Carlos Gaspar entregó el objeto en la Policía, pero todo apunta a que se quedó con una copia. En la noche del jueves, la víctima estaba en su casa, sobre la vivienda de sus padres, en la calle Majano. Poco antes de las once de la noche, escuchó su claxon y salió corriendo hacia la avenida de Los Majuelos, donde dejó aparcado el turismo. Junto al vehículo estaba Gaspar, que le propinó puñaladas en el abdomen con un cuchillo grande de cocina. Detrás de Iris salió corriendo su madre, Julia, y, más atrás, su padre, pues ambos temían que algo peligroso podía ocurrir. Julia se interpuso y recibió tres heridas de arma blanca en el ataque, que sucedió delante de un conocido bar. Tras sufrir varias lesiones, Iris se desplomó sobre el asfalto en la avenida de Los Majuelos y murió pocos minutos después. El presunto homicida, sin antecedentes, huyó a pie hacia Tíncer. Por el camino arrojó el arma a un solar, donde lo halló la Policía Nacional. Con la descripción facilitada por testigos, patrullas de la Policía Local dieron batidas por la zona y localizaron a Carlos Gaspar en la avenida de Tíncer. No opuso resistencia al arresto, pero en un primer momento negó los hechos y aludió a que se había cortado con el cristal de un coche. Después fue llevado a la Comisaría de la avenida Tres de Mayo, donde quedó a disposición del Grupo de Homicidios de la Policía Judicial, que le tomó declaración ayer.

"Era muy celoso y la controlaba mucho"

Carlos Gaspar es un hombre alto, fuerte y corpulento. De hecho, familiares de la víctima señalan que fue luchador y que sus orígenes están en El Hierro. Una prima de la víctima explicó que la pareja se separó hace dos años aproximadamente y en ese tiempo hubo amenazas y trifulcas, supuestamente iniciadas siempre por el hombre. Los episodios de acoso fueron varios, según explicó ayer el padre de la fallecida y la referida familiar. Supuestamente, el ahora acusado rompió la pestillera de la casa de su expareja. Epifanio Francés relató que, en otra ocasión, su hija entró a su vehículo y comprobó que el agresor estaba en el interior. Y las situaciones de control sobre la afectada no cesaron. Epifanio recordó que la noche previa al homicidio, el miércoles, en la esquina entre la avenida Los Majuelos y la calle Majano, la estuvo esperando cuando llegó del trabajo. Presuntamente, los detonantes de la ruptura de la pareja fueron los celos y el exceso de control que Carlos ejercía sobre Iris, hasta el punto de mirarle el teléfono móvil para averiguar con quién había hablado o quiénes eran sus amistades. La víctima intentó perdonarlo en varias ocasiones, pero esa actitud no dio resultado. A pesar de todo, el entorno de la fallecida explica que Iris nunca le impidió estar con sus hijos y "se los preparaba" para que fueran al parque infantil, con los abuelos paternos o de viaje con Gaspar a El Hierro. A mediodía de ayer, Epifanio explicaba que ahora los tres hijos permanecerán con ellos y con las dos hermanas de Iris, "para intentar sacarlos adelante". Ayer la casa familiar de Iris era un constante ir y venir de familiares, amigos y conocidos.

Una familia apreciada en el barrio

La familia de Iris es una familia apreciada y valorada en El Sobradillo. Así lo manifestó ayer Moisés Barreto, de la Asociación de Amigos Echedey (Asae), quien anuncia que en breve prevé celebrar ante el domicilio familiar una concentración de repulsa al crimen. El padre de Iris procede de Fuerteventura y la madre, de Güímar. Todos son definidos como personas serias y trabajadoras.

Nunca le faltó trabajo, ni siquiera con la crisis

Una familiar de Iris Francés comentó que a la fallecida en la noche del pasado jueves nunca le faltó un puesto de trabajo, ni siquiera con la llegada de la consabida crisis. En esa línea, apuntó que la víctima del homicidio únicamente vivía para atender a sus hijos y trabajar. Aunque desde EL DÍA se intentó conocer la opinión del personal de la gasolinera en la que trabajaba el presunto autor de la muerte, ningún empleado ni encargado quiso efectuar declaración alguna sobre el trágico suceso y fuentes de la empresa explicaron que estaban muy afectados por lo ocurrido. En la estación de servicio, Carlos Gaspar ponía gasolina, atendía en la tienda o vendía bombonas a los vecinos de la zona.

Formó parte de una murga santacrucera

La trabajadora de una frutería situada en las proximidades del lugar donde ocurrió la muerte de Iris explicó que era una "chica muy alegre, amable y bromista". Señaló que la última vez que la vio fue al mediodía del pasado miércoles, cuando ambas se saludaron al cruzarse en la acera de la calle Majano. Ese carácter divertido y jovial también lo pudo desarrollar cuando formó parte de una murga del carnaval de Santa Cruz de Tenerife. Un familiar recuerda que, desde que tuvo a sus hijos, dejó de formar parte de dicho colectivo.

El Ayuntamiento expresa su repulsa a la muerte

El Ayuntamiento de Santa Cruz expresó su firme condena contra la violencia de género con una concentración realizada con motivo del asesinato de Iris. Se trata de la primera víctima por violencia de género en lo que va del presente año en la capital tinerfeña. A mediodía de ayer se guardó un minuto de silencio, presidido por el alcalde, José Manuel Bermúdez, que expresó el mensaje de condena de todos los grupos políticos y recordó que la sociedad "ha de estar unida para eliminar este tipo de hechos" y "modificar lo que sea preciso modificar para acabar con esta lacra". Sí se Puede condenó el crimen y advierte de que se está ante el riesgo de desmantelar las políticas públicas dirigidas a erradicar la violencia de género.