La Fiscalía Provincial ha solicitado una pena de 42 años de cárcel para David Batista, el joven acusado de asesinar a su exnovia en Santa Cruz de La Palma en julio de 2015. El ministerio público le atribuye los delitos de asesinato, por el que pide 25 años de prisión; incendio con peligro para la vida e integridad de las personas, por el que solicita 15, y amenazas, que a su juicio merece un castigo de dos años de encarcelamiento.

Batista se encuentra en prisión provisional desde hace más de un año por la muerte de Laura González, que había sido su pareja y a la que, presuntamente, roció con gasolina y prendió fuego en la tienda donde trabajaba, situada en la calle Real de la capital palmera, el 10 de julio de 2015.

El crimen vino precedido, según el dictamen de la Fiscalía, de amenazas a la víctima a través de mensajes telefónicos de texto, primero mediante whattsapp y luego, después de que Laura lo bloquease en esta red social, con sms. Este acoso comenzó, relata la fiscal, el 16 de junio y se prolongó hasta el mismo día del asesinato, "subiendo de intensidad debido al enorme rencor producido por la ruptura sentimental".

Si en un primer momento la intención del acusado era tratar de que la joven reconsiderara su decisión de terminar con la relación que les unía, posteriormente se tornó en un intento de "coartar la libertad, la seguridad, la tranquilidad y el sosiego" de Laura. En esta fase David Batista le envió 112 mensajes, en los que llegó a anunciarle su propósito de matarla, incluso haciendo alusión al fuego.

"Esto va a acabar más que mal", "si no eres pa'' mí... no eres pa'' nadie", "pero ya sé que todo está perdido... así que me la sopla todo, porque no tengo nada más que perder", "aprovecha que ya te queda menos" o "tic tac... tic tac... tic tac..." fueron algunos de los mensajes que Laura González recibió esos días.

La fiscalía sostiene que el acusado actuó conforme a un plan: salió de su casa con una garrafa, la llenó con gasolina, la ocultó en una mochila, se dirigió a la tienda donde trabajaba Laura y, mientras esta atendía a una clienta, la acorraló en una esquina, la roció con el combustible y le prendió fuego, lo que le produjo quemaduras en el 95% de su cuerpo y también su muerte.