España es país de origen, tránsito y destino para víctimas de trata, especialmente para ser explotadas sexualmente, y aunque el perfil es de una adolescente de Europa del Este de entre 14 y 17 años, las redes muestran en los últimos años una "tendencia" a captar menores españoles, según Unicef.

Así se desprende del estudio "Son niños y niñas, son víctimas. Situación de los menores de edad víctimas de trata en España", presentado hoy por Unicef y el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la Universidad Pontificia de Comillas.

Dicho informe advierte que, aunque la mayoría de las víctimas son extranjeras, "se empiezan a detectar casos de víctimas nacionales" que, "por medio de engaños, coacción, fuerza u otros métodos, son trasladadas a otro lugar" del territorio nacional para ser explotadas sexualmente.

En estos casos, las redes usan menores que captan a otros, principalmente niñas, en institutos, discotecas o a través de las redes sociales.

Se trata de adolescentes que viven en España y se encuentran en situación de vulnerabilidad, derivada de lazos familiares débiles, padres conflictivos, problemas de drogadicción o dificultades económicas.

Pero el perfil mayoritario es el de una adolescente de entre 14 y 17 años procedente de un entorno de violencia y desprotección en países de Europa del Este, captadas por lo general con el método del "lover boy", chicos jóvenes que las enamoran y aprovechan para trasladarlas a otros países.

Le sigue el de la niña del África subsahariana, a la que se le promete una vida mejor en España pero permanecerá "atada" a los tratantes hasta que cumpla la promesa alcanzada en una ceremonia de compromiso vudú o de otras religiones.

El tercer grupo lo componen adolescentes de Latinoamérica, que suelen viajar con la perspectiva de iniciar estudios o trabajar en nuestro país incentivadas por sus propios amigos o familiares, que las derivan a las redes de explotación.

Las autoras de la radiografía, las investigadoras Ana Pérez y María José Castaño, han puesto de manifiesto la dificultad de tener cifras precisas, y aunque han recopilado los datos oficiales del Ministerio del Interior y de la Fiscalía General del Estado, han advertido de que "se quedan cortas" por la complejidad del fenómeno.

Y ello porque los menores suelen ser recluidos en pisos o clubes de alterne hasta que cumplen los 18 años, portan documentación falsa que les identifica como mayores de edad o bien "mienten" cuando se les pregunta sobre ello.

En concreto, Interior cifró en 16 las víctimas en 2013, en 17 las de 2014 y en 22 las de 2015, pero excluye otras formas de trata como la mendicidad, pequeños hurtos o matrimonios forzados.

Mientras, los datos de la Fiscalía son algo "más completos": aumentó esas cifras a 35 en 2013, a 29 en 2015 y a 48 en 2015, siendo este año cuando se identificaron tres víctimas españolas y la primera vez que se detectaron dos varones.

La realidad es que las organizaciones especializadas están detectando un aumento de mujeres cada vez más jóvenes que llegan a España para ser explotadas, sobre todo sexualmente.

Existen además otras formas de las que no existe tanta conciencia, como aquella que se ejerce para la mendicidad y pequeños delitos, y cuyas víctimas proceden en mayor parte de Rumanía, Bulgaria y Marruecos, a la que se sumó hace algunos años la del matrimonio forzado.

El informe concluye que, al igual que todos ellos, también deberían ostentar esta condición los hijos de víctimas de trata, puesto que son "una parte importante del plan explotador" y su destino e integridad también son decididos por los tratantes.

Para intentar erradicar el problema, considera fundamental crear un mecanismo nacional de registro, coordinación y derivación de las víctimas de trata que facilite el traslado entre comunidades autónomas, recursos específicos para este colectivo y mayor formación a los profesionales que lo atiende.