Un triángulo amoroso parece ser el móvil que se escondería detrás del asesinato de un vecino de Fuencaliente que tuvo lugar a finales de 2015. En la segunda sesión de la vista oral celebrada ayer trascendió que el acusado Francisco P.A., además de ser pareja desde hacía unos pocos meses de la otra imputada, Candelaria H. H., también llevaba años manteniendo una relación afectiva con el fallecido.

La víctima insultaba a la mujer cada vez que contestaba al móvil del procesado y la familia del asesinado indica que en realidad era ella la que estaba celosa. En la sesión de ayer declaró Francisco P.A., quien llevó a cabo un relato que fue calificado como "totalmente incoherente" por parte de la Fiscalía y que se contradijo en muchos puntos a lo dicho en su momento ante la Guardia Civil. Y es así hasta el punto de pasar de confesarse autor de los hechos a atribuir el asesinato a la mujer. El acusado llevaba 40 años trabajando de carbonero, vivía en Las Breñas y desde hacía cinco meses había iniciado el noviazgo con la otra acusada. Sobre su relación con el fallecido indicó que simplemente se llevaban bien, acudía a su casa a escuchar música, pero no le gustaba que consumiera drogas. El día del asesinato se sentía enfermo y por ello tras llevar a la mujer a su casa en Los Llanos de Aridane marchó a la suya, donde se acostó. A las dos y media de la mañana escuchó fuera de su vivienda los gritos de su pareja, que estaba vomitando, de rodillas y pidiendo que la llevaran a la clínica. Estaba manchada de sangre, presentaba heridas por cortes en una mano y no se sabe cómo había llegado a Las Breñas desde el otro lado de la Isla. Tras dejarla ingresada, volvió a Los Llanos en busca de la hija de la acusada y en el trayecto al hospital es cuando confesaría que había matado a machetazos a su amigo. Luego las llevaría de nuevo a su casa pero pasando por Fuencaliente, donde estuvieron parados durante un tiempo. Candelaria H.H., según dijo, le pidió en un primer momento que cargara con las culpas por el asesinato y así lo hizo ante la Guardia Civil, pero luego prefirió cambiar la versión de los hechos. Admitió que había denunciado a la víctima por robarle 600 euros y una motosierra, negó que aquella noche hubiese estado en su casa y que fuera dueño de machete o de móvil alguno.

Los insultos entre la acusada y el asesinado, en los que incluso participaba también la madre de este último, eran constantes y llegaron a ser el motivo de que la Candelaria H. H. sufriera una depresión y fuera ingresada. "Los celos lo volvían loco y las drogas le sentaban mal. Siempre me decía que esa mujer no valía nada para mí", añadió Francisco P.A. Los familiares de la víctima fueron quienes confirmaron la existencia de esa relación sentimental entre los dos amigos y cómo ambos pasaban semanas enteras en la casa familiar que tienen en Fuencaliente. El hermano dijo que la noche del asesinato se levantó cuando oyó ladrar al perro y entonces vio cómo tres personas cruzaban por la calle. Confirmó que sabía que ambos mantenían relaciones sexuales y que su hermano se había puesto muy celoso con la novia de su amigo "porque Paquito ya no podía estar con él por culpa de la mujer". Una de las hijas de Candelaria H.H., que en su momento llegó a estar imputada, ratificó que el fallecido insultaba a su madre, la llamaba a cualquier hora y declaró que el día del asesinato esta le había dicho que se cortó la mano matando conejos. "No quise preguntar más. Luego simplemente nos mandó a lavar el machete".