Tras cuatro días de sesiones, la Fiscalía y la acusación particular por un lado, y los abogados defensores por otra, siguen manteniendo sus mismas tesis. Los primeros aseguran que Roberto L.Ll. es culpable de la muerte de la mujer transexual que se hacía llamar Lorena, y los segundos, que es inocente. En cualquier caso hoy viernes se reunirá el Jurado para emitir su veredicto.

El suceso tuvo lugar a finales del año 2016 en el edificio Siglo XXI, situado en Cabo Llanos, en el centro de Santa Cruz. En aquel entonces, la mujer, que ejercía la prostitución, se precipitó por la ventana y cayó al patio interior lo que causaría su fallecimiento pocos minutos después.

En su brazo se encontró una herida de 18 centímetros de largo hecha con cuchillo. La Fiscalía y la acusación reiteraron ante el Jurado su petición de 14 años de cárcel y el pago de una indemnización a los herederos de 120.000 euros, mientras que los abogados defensores solicitan la libre absolución.

Para el Ministerio Público no cabe duda alguna de que el acusado fue quien clavó el cuchillo y provocó la caída de Lorena cuando intentaba acceder a otro piso ante el miedo causado por las amenazas de las que fue objeto.

Recordó las palabras de los peritos para quienes el arma encontrada en su coche es "compatible" con la herida del brazo y llamó la atención sobre la limpieza que presentaba frente a la suciedad del interior del vehículo. Y ello fue debido a que en un momento dado el procesado se empleó en borrar de forma meticulosa cualquier resto de sangre.

El fiscal sostiene que Roberto quiso acabar con la vida de la mujer y descarta que el consumo de drogas justificara lo sucedido. La cuestión clave sigue siendo si el hombre volvió a entrar en la vivienda después de que una compañera de piso los viera discutiendo en el pasillo.

La testigo asegura que él intentaba calmarla, ella lo retenía y que al regresar al piso él se quedó fuera y la puerta se cerró del todo, con lo que era imposible que entrara otra vez. Sin embargo, el Ministerio Público indica que sí lo hizo y que además este fue "su gran error".

La abogada defensora, la penalista María Luz Vera Morales, mantuvo un relato radicalmente diferente y pidió al Jurado que, ante las dudas existentes, se decanten por la absolución. Entre ellas, indicó que no hay testigos directos de lo ocurrido y, por sus dimensiones, era imposible esconder el cuchillo en los bolsillos de su pantalón; o que tuviera oportunidad de lavarlo en la casa o en la gasolinera por cuestiones de tiempo; o bien que volviera a entrar en la casa después de que la puerta quedara totalmente cerrada. Pidió a los miembros del jurado que se "liberen" de los prejuicios por el consumo de drogas o practicar el sexo con una transexual.

La letrada María Luz Vera Morales insistió en que Roberto no estaba dentro del cuarto cuando la mujer se precipitó al vacío. Para ella, la prueba es que, según las cámaras de seguridad del edificio, el procesado salió dos minutos antes que las dos compañeras del piso, quienes cuando bajaban oyeron cómo el cuerpo chocaba contra el suelo del patio. Vera Morales tampoco ve lógico que Roberto se presentara en el domicilio con el arma cuando entre ambos existía una relación cordial. Por lo tanto, mostró su convencimiento "pleno" de la inocencia de su defendido. El procesado tuvo la oportunidad de hablar en último lugar y lamentó que lleva 23 meses en prisión preventiva por un delito que no cometió. La acusación se adhiere a la versión del relato ofrecida por la Fiscalía, aunque sí considera que gran parte de lo ocurrido se debe atribuir al consumo de drogas, que, además, había tenido lugar también durante los dos días anteriores. En opinión de dicha parte, la discusión pudo ser provocada o bien por "algún problema en la relación sexual" o por el pago de la cocaína. Califica al acusado de persona "inteligente y calculadora" que siempre intentó pasar desapercibido cuando estaba en la vivienda, pero debido al consumo de sustancias estupefacientes y alcohol, "perdió el control sobre sí mismo" y agredió a la mujer. Al igual que el Fiscal mantiene que no existe otra posible explicación que justifique lo que pasó allí, "a no ser que haya aparecido algún fantasma". La personación de Roberto L.Ll. poco después en la Comisaría de la Policía Nacional sólo fue un intento de aparentar que no sabía que la mujer estaba muerta. Era consciente de que en el cuarto había dejado pruebas que lo iban a involucrar en el suceso: su teléfono móvil y una chaqueta. Cree el abogado de oficio que representa al marido de Lorena que si desde un principio el acusado hubiera aceptado los hechos las penas a las que se expondría serían mucho menores en estos momentos.