La Sección Tercera de la Audiencia de Jaén ha condenado a cuatro años, seis meses y un día de prisión a P.G.T.G., de 54 años, que en 2016 encargó a su compañero de celda hacer daño a su exmujer. En concreto, tal y como recoge la sentencia a la que ha accedido Europa Press, el encargo era el de quemarle el coche, clavarle un bolígrafo en el ojo y cortarle las piernas.

Además de los cuatro años y medio de prisión por proposición de un delito de lesiones graves, la sentencia le condena a acercarse a manos de 500 metros o comunicarse con su expareja durante cinco años y medio, y la prohibición, una vez salga de prisión, de entrar o residir en Jaén capital durante otros cinco años y medio, algo que se controlará por pulsera telemática. En lo que respecta a la responsabilidad civil, el condenado deberá indemnizar a su expareja en 6.000 euros y también deberá hacer frente a las costas judiciales, incluidas las de la acusación particular.

P.G.R.G. se defendió ante el tribunal que le juzgó en la Audiencia de Jaén el pasado 7 de noviembre afirmando que "todo es totalmente falso", mientras que su exmujer declaró estar convencida de que su objetivo sea desde dentro de prisión o cuando salga será el de darle "matarile" para "pagar todo lo que él dice que le estoy haciendo".

El acusado argumentó en su declaración que lo único que hizo fue darle a su compañero de celda una serie de contactos para poder afrontar la recogida de aceituna de sus olivas, pero no para encargar que le hiciera daño a su mujer.

"Yo no he propuesto nada a nadie, todo es totalmente incierto", ha repitió el ya condenado, que también negó estar obsesionado con su expareja. "Yo no tengo deseos de venganza ni de revancha", dijo P.G.R.G. Por el contrario, el acusado deseó "lo mejor" a su exmujer, a la que pidió que le dejara tranquilo.

Como testigo protegido declaró por videoconferencia su compañero de celda, la persona que supuestamente recibió el encargo de hacer daño a su expareja, pero que finalmente "por conciencia" acabó poniéndose en contacto con la mujer para avisarle de las intenciones de su exmarido.

"Estaba muy obsesionado, todos los días tenía el mismo tema en la cabeza", señaló el testigo protegido. Lo que él tenía que hacer a su salida de prisión era ponerse en contacto con dos personas que le indicó el propio acusado para que estos se encargaran del trabajo.

La exmujer del acusado relató al tribunal cómo recibió la llamada del compañero de celda para avisarle de las intenciones de su exmarido y cómo quedó con él en una gasolinera de Mancha Real donde mantuvo una conversación de una hora, que grabó y que aportó cuando interpuso la denuncia ante la Fiscalía.

"Él está convencido de que yo tengo que pagar por lo que le estoy haciendo", dijo la exmujer, al tiempo que ha asegurado que lo que quería su marido desde la cárcel era que le hicieran daño, pero que si le daban "matarile, muchísimo mejor".

CONDENADO POR MALTRATO

P.G.R.G. se encontraba en prisión después de haber sido condenado como maltratador por sentencia firme de noviembre de 2016 a tres años y cuatro meses de cárcel por los delitos continuados de quebrantamiento, daños y allanamiento de morada, así como por un delito de acoso, todos ellos cometidos sobre su exmujer. Además, la sentencia que le llevó a la cárcel le condenaba también a la prohibición de comunicación y aproximación a su expareja hasta el año 2021.

P.G.R.G. ya había frente al pago de multas e indemnización por lo que estaba a punto de acceder al tercer grado penitenciario, algo que queda en suspenso con la nueva condena. Precisamente, uno de los asuntos que llevó a P.G.R.G. a la prisión fue el de haberse saltado las medidas de alejamiento para realizar destrozos en la casa de su exmujer y colgar a su perro de un árbol.

La sentencia no es firme y se puede recurrir en apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).