Los tres acusados de secuestrar y matar al empresario granadillero Raimundo Toledo niegan su participación en los hechos, pero, eso sí, cada uno a su manera. Ayer, Sandra Pentón, la novia del sobrino toxicómano de la víctima y amante de otro acusado (Alexander), aseguró que "jamás daría instrucciones para eso; no he mandado a nadie a matar a Raimundo". La que es considerada por el fiscal y las acusaciones particular y popular como "cerebro" de la "operación", insistió en que es "inocente".

Esta mujer cubana incurrió en algunas contradicciones, sobre todo entre lo expresado días después de su arresto y lo relatado ayer. Aunque se declaró pareja de Alexander, primero dijo que no le ha preguntado a este compatriota por lo ocurrido aquel día y, después, que una vez se lo planteó y este le dijo que "no sabía nada".

Afirmó que desconocía las propiedades de Carlos (su pareja "formal", sobrino y socio de la víctima), pero reconoció que una vez iba en el coche y escuchó una conversación en la que este dijo que su tío lo engañaba con los negocios, a raíz de la venta de un terreno en San Isidro por más de un millón de euros. En ese suelo se levantó un restaurante de comida rápida. Sandra llegó a decir que, con frecuencia, no prestaba mucha atención a Carlos, ya que estaba cansada de "tanto cancaneo" (pesadez) acerca de que su tío "le robaba". Sandra y Carlos tienen un hijo en común. La mujer caribeña dijo que el problema de Carlos era la droga, de la que trató de separarlo, aunque sin éxito. En los últimos meses, antes de ser detenida, la acusada cobraba el sueldo que cada mes pagaba Raimundo a su sobrino. Al empresario no le gustaba la actitud y la imagen de Carlos en la gasolinera. Pero añadió que el dueño de la estación TGas de la vía de El Médano y su socio se repartían "dinero negro", al que ella no tenía acceso.

Cuando le preguntaron por la adquisición de varios teléfonos móviles con los que se comunicó con los acusados, dijo que ese teléfono lo usó "una o dos veces", solo para llamar a una hija que tenía en Madrid. Ayer no se acordó si el 15 de diciembre de 2015 (cuando ocurrió el trágico suceso) se reunió a mediodía con Alexander para almorzar. A esa hora supuestamente se produjo el último encuentro entre los tres acusados para preparar el secuestro de Toledo. Así se desprende de la geolocalización de los móviles usados por los tres procesados. En la franja horaria en que tuvo lugar la detención ilegal y muerte del empresario, Sandra acudió al centro de salud de San Isidro para pincharse y poder soportar así un fuerte dolor de riñones.

"Mira El Día Sucesos, que ahí viene todo"

La Guardia Civil y la Policía Nacional interceptaron una conversación entre una hija de Sandra y Alexander, cuando este ya había viajado a Madrid, después de la muerte del empresario. Dicha joven informó al procesado de que los investigadores habían pasado por su casa para preguntar por él. Y, como consta en el sumario, la mujer aconseja a Alexander: "Mira EL DÍA Sucesos, que ahí viene todo". Es decir, sugería al investigado que consultara la edición digital de este periódico para que supiera lo que ya había trascendido a la opinión pública sobre el macabro caso. Alexander dijo que no conocía Santa Cruz de Tenerife ni sabía dónde vivía Raimundo y que en la tarde del 15 de diciembre no viajó a la capital. Manifestó que Diego Claudio (el otro acusado) cogió sin permiso el Seat Toledo comprado por Sandra y conducido por él mismo.

Alexander señaló que Diego lo usó "para ir al Norte". Apuntó que esa noche en El Fraile se encontró con Diego, que le dijo que había tenido un problema en Santa Cruz y que se quedó sin gasolina en el citado vehículo, justo frente a la casa de la víctima. El acusado chileno le pidió a un conocido y a Alexander que lo llevaran a la capital. En El Porís compraron una garrafa de gasolina para llenar el depósito. Pero las acusaciones creen que querían quemar el coche. No pudieron hacerlo, porque ya se lo había llevado la Policía a Comisaría para analizarlo.

El plan no se entiende sin la muerte violenta

Los abogados de la acusación particular (la familia de Toledo) Antonio González Casanova y Candelaria Robaina, afirmaron que la información sobre los negocios y la capacidad económica de Raimundo Toledo procedió de Sandra. El primero de estos letrados señaló que el "plan no se entiende sin matar" al empresario de Granadilla y vecino de Santa Cruz. Pidió a los miembros del Jurado que no hicieran caso a los argumentos de las defensas, por ejemplo a la hora de intentar implicar a Carlos en la trama. Del sobrino de Toledo, dijo que "tiene 40 años, está enfermo y es drogadicto". Apuntó que "no rige sus actos y la Policía lo descartó de entrada".

"Cuatro millones de razones, son muchas"

El letrado de la acusación popular, Diego Costa, del colectivo Laxshmi, dijo que los tres procesados urdieron un plan para matar a Raimundo. Advirtió a los miembros del Jurado de que hay varias pruebas que apuntan a la culpabilidad de los acusados. Y, por ejemplo, citó a testigos de la vigilancia de la casa de la víctima y del secuestro; la situación de los teléfonos móviles usados por los investigados y las llamadas entre ellos, así como las huellas en el Seat Toledo. En referencia a los 4.200.000 euros que se le pagaron a Carlos por la compra de sus acciones tras el asesinato de su tío, el abogado dijo que "cuatro millones de razones son muchas razones" para encargar y ejecutar la muerte del empresario.

"No hay concierto ni inducción"

El abogado defensor de Sandra Pentón, Antonio García, dijo ayer que no hay pruebas de que su clienta fuera la inductora o la que acordó la detención ilegal y asesinato de Raimundo. Defendió que el móvil con el que se comunicaba supuestamente con Alexander y Diego lo usaban tanto ella como Carlos. Este letrado dijo que la tarde de los hechos Alexander no le dijo a Sandra dónde iba a ir ni le pidió permiso para usar el Seat Toledo. Apuntó que los policías tenían que haber investigado mejor, porque el beneficiado de la muerte de Raimundo fue su sobrino, que no tenía sociedad de gananciales ni estaba casado con Sandra.

Diego creía que iba a cobrar una deuda

La abogada de Diego señaló que este fue a Santa Cruz pensando que Alexander iba a cobrar una deuda, pero no con la intención de matar a nadie. La letrada de Alexander se preguntó ayer si una parte miente (Sandra) para encubrir a otro (Carlos). Añadió que este salió beneficiado con el asesinato.