Dos testigos que participaron ayer en el juicio con jurado por la muerte de un turista británico en julio de 2015 en el Puerto de la Cruz atribuyeron a un conocido del fallecido la autoría del homicidio. Hasta ahora la Fiscalía ha sostenido que el culpable es el joven José Darío D.G., para el que pide 12 años de cárcel y el pago de 120.000 euros. Pero la declaración de dichos testigos ha dado un giro inesperado al caso. Pese a que las imágenes de las cámaras de seguridad no son muy claras, están seguros en "un 80%" de que quien forcejea con Lee, nombre del fallecido, es otro turista llamado Jimmy al que todos ellos habían conocido aquella misma tarde.

Así lo declara una pareja de origen sudamericano que pasaba sus vacaciones en el mismo hotel que Lee, su compañera y Jimmy. Todos ellos decidieron alquilar un taxi para desplazarse en la noche del 12 de julio al centro del Puerto de la Cruz. La actitud violenta de los dos británicos no gustó a los latinoamericanos, que decidieron abandonar el grupo después de ver cómo los camareros les llamaban la atención por su comportamiento. La mujer indicó que Jimmy le pareció más agresivo que Lee, hasta el punto de considerar que "se puso muy violento, se volvió loco y empezó a molestar a todo el mundo. Tiraba las cosas de la mesa y al final hasta Lee lo intentaba tranquilizar". Al día siguiente se enteraron del fallecimiento de este último y a petición de la policía vieron las imágenes, en las que reconocieron por la ropa y los zapatos al otro turista británico mientras forcejeaba y tiraba al barranco a la víctima. El supuesto autor tenía heridas en los nudillos cuyo origen no supo explicar, o al menos ellos no entendieron lo que les decía. Pidieron a los agentes que repararan en este detalle pero al parecer la policía no les hizo caso. Su sorpresa fue absoluta porque esperaban que en el banquillo estuviera Jimmy, no el joven tinerfeño. Y cuando el abogado defensor les pidió que lo reconocieran, dijeron que no lo habían visto nunca.

Ayer, la pareja de Lee negó de forma rotunda que hubiese sido objeto de malos tratos por parte de su compañero. Precisamente, José Darío justificó lo ocurrido a que intentó defenderla de los ataques de Lee. La mujer no recordaba mucho de lo que pasó aquella noche por la importante cantidad de alcohol que había ingerido. Solo se acuerda de que en un momento dado se vio dentro de un taxi llorando mientras llamaba a su pareja para pedirle explicaciones de por qué estaba sola. Este tipo de situaciones se repetían cada vez que había una pelea entre ellos aunque nunca existieron malos tratos físicos.

Durante el juicio le exhibieron unas imágenes en las que en su momento se reconoció andando sola por la calle pero ayer decía que no era ella. La mujer recordó que aquella tarde habían conocido a Jimmy y que su esposo había mostrado sospechas de que no le caía bien.

La detención de José Darío se basó en que supuestamente se le reconoce en el vídeo persiguiendo al turista y en la matrícula del coche de su pareja que se acercó al lugar de los hechos cuando este le contó que había visto al británico caer al barranco.

Un grupo de chicos salió detrás del extranjero

La novia reconoció que en un bar el acusado tuvo un encontronazo con un turista que parecía estar bastante pasado de copas. Luego lo hallaron en otro local e, incluso, ella tiene la sensación de que dio una patada a una de las mujeres que lo acompañaban cuando bajó del taxi. Después fue a buscar su coche y al regresar su novio le contó que varios chicos habían salido tras el extranjero cuando lo vieron cómo maltrataba a una mujer. Pero le aseguró que en ningún momento lo tocó y de hecho no presentaba heridas. Asegura que se quedó bloqueada y que decidió irse sola a su casa aunque antes pasó por el lugar donde había tenido lugar el homicidio. Miró al fondo del barranco, pero como el lugar estaba mal alumbrado apenas vio "algo blanco que podía ser una bolsa o un papel". "Me pasaron mil cosas por la cabeza", recordó. El recepcionista del hotel también ratificó que, cuando Jimmy llegó de madrugada, estaba bebido, se puso muy agresivo porque una máquina expendedora no funcionaba y que, al llamarle la atención, se enfrentó a él de forma violenta. También reparó en que tenía los nudillos enrojecidos. El amigo del acusado dijo que por la mañana, tras salir de un after, habían ido a ver el cadáver y que entonces le aconsejó a José Darío que avisara a la Policía, pero este se negó porque tenía miedo a que lo culparan a él. Indicó que "estaba llorando y superagobiado. Yo no me enteré de que había muerto hasta que me detuvieron" por encubridor.