El exseleccionador nacional de atletismo Miguel Ángel Millán Sagrera ha sido condenado por la Audiencia Provincial a quince años y medio de cárcel como autor de delitos continuados de abusos sexuales. La denuncia fue presentada por dos jóvenes a los que entrenó cuando eran menores de edad en Tenerife, aunque a lo largo del juicio declararon varios deportistas más de todo el territorio nacional que aseguraron haber sido también víctimas de estas prácticas. El fallo obliga al exseleccionador a indemnizar a un afectado con 15.000 euros y a otro con 20.000. El Club de Atletismo Tenerife y la Real Federación Española de Atletismo son considerados responsables civiles subsidiarios solidarios.

En la sentencia se recoge, casi de forma idéntica, el relato que las víctimas hicieron: el entrenador se aprovechó de su estatus, ganas de los jóvenes de triunfar y diferencia de edad que llegaba a sumar hasta cincuenta años para llevar a cabo estas prácticas. En algunas ocasiones, estas se llevaron a cabo aprovechándose de los traslados que el equipo tenía que hacer para participar en competiciones fuera de la Isla. O cómo eran marginados cuando no accedían a las pretensiones del entrenador. Poco a poco ambos jóvenes comenzaron a mostrar un creciente malestar hacia la actitud de Millán y acabaron por poner final a su relación tanto deportiva como afectiva. En ambos casos los chicos han desarrollado trastornos emocionales que la sentencia considera compatibles con situaciones de maltrato. Entre ellas, sentimiento de culpa, vergüenza, secretismo, miedo, síntomas de disociación o enfado hacia el entrenador, entre otros. En el fallo, que es recurrible ante el Tribunal Supremo, se especifica que quedó fuera de toda duda la certeza de las declaraciones de las víctimas, que ni siquiera se conocían entre sí. Y que, además, resultan ser coincidentes con la que prestaron otros once testigos cuyo relato es calificado de "estremecedor". En el juicio declararon atletas de Murcia, entre ellos el campeón de atletismo Antonio Peñalver. Aunque en estos casos los hechos habían ya prescrito, para la Sala todos ellos transmitieron "el sentimiento de culpa que todavía hoy arrastraban". Estos deportistas mostraron su agradecimiento al destino por haber dispuesto de la oportunidad, gracias a los dos jóvenes denunciantes, de hacer ahora lo que debieron haber hecho entonces. Todos ellos consideraban a Millán no solo como padre sino incluso "como un dios" y algunos se derrumbaron mientras declaraban en el juicio pese al tiempo transcurrido. En cuanto al papel desempeñado por la Real Federación Española de Atletismo, se reprocha a la entidad que por medio de su presidente no instrumentalizase ningún protocolo de actuación que permitiera controlar la relación entre entrenadores y entrenados. El fallo estima que cuando menos estas entidades estaban obligadas a limitar o minimizar los riesgos que, como consecuencia de la prevalencia derivada de dicha relación, pudieran acaecer. De esa falta de control y vigilancia se deriva la responsabilidad cuasi objetiva objeto de la condena.