Cuatro canarios, atrapados desde el martes en el aeropuerto de Dubái por las inundaciones: «Estamos deseando salir de aquí»

Dos matrimonios de Las Palmas de Gran Canaria hicieron hace tres días escala en la ciudad de los Emiratos con un vuelo procedente de Tokio, justo cuando la urbe se quedó anegada por las peores lluvias en 75 años

Los matrimonios canarios y otros pasajeros afectados, durmiendo en el suelo del aeropuerto de Dubái

Los matrimonios canarios y otros pasajeros afectados, durmiendo en el suelo del aeropuerto de Dubái / E. D.

Carlota Barcala

Calles convertidas en ríos; carreteras desaparecidas bajo el agua; coches sepultados por la tormenta... Y las pistas de un aeropuerto (el segundo del mundo con más tráfico) anegadas, con aviones derrapando y otros, detenidos en pista. En un día se descargó la lluvia prevista para año y medio. Es la radiografía de las últimas jornadas en Dubái, ciudad de los Emiratos Árabes Unidos que desde el lunes por la noche (y, sobre todo, el martes) registra los peores datos de precipitaciones de los últimos 75 años. Y allí, el día en el que la tormenta lo enterró todo, aterrizaron cuatro canarios procedentes de Tokio, que llevan desde el martes atrapados en el aeropuerto internacional de Dubái.

Vicky Domínguez junto a su marido Francisco Grimón y el matrimonio formado por Emilio Miranda y Pimpi Fernández viajaron desde Gran Canaria a Japón a principios de mes. El día 1 partieron hacia Osaka, con varias escalas de por medio, para recorrer durante quince días el país del sol naciente. «Fenomenal, fue un viaje estupendo, precioso... Estábamos contentísimos con esas dos semanas. Los cerezos en flor, los Alpes japoneses, monasterios... Increíble», resume Vicky por teléfono, sentada en el suelo del aeropuerto, el mismo en el que lleva tres noches durmiendo. De las sillas de las terminales al suelo, ida y vuelta.

Nada hacía presagiar a los dos matrimonios que el fin del viaje sería el inicio de una odisea. La ruta concluyó en Tokio el martes, desde donde cogieron un vuelo de la aerolínea Emirates con destino Dubái. Allí debían hacer escala antes de volver a Canarias, parando primero en Madrid. «Empezó el caos. No lo sabíamos en ese momento, pero debido al cierre del aeropuerto internacional, nos desviaron a un aeropuerto secundario. Allí estuvimos tres horas, encerrados en el avión, hasta que se debió terminar el combustible y, con él, el aire acondicionado y el agua del baño», relata Vicky sobre el inicio de la «pesadilla».

Una carretera de Dubái, el miércoles, cortada por las inundaciones

Una carretera de Dubái, el miércoles, cortada por las inundaciones / BLOOMBERG

Antes del desvío, sobrevolaron varias veces la ciudad de Sohar, en Omán, por si el cielo dubaití diese una tregua y el avión pudiese llegar al que iba a ser el destino inicial de la escala, pero no fue posible.

Miles de personas, un avión de dos plantas y ninguna información. Estaban en Al Maktoum. «La gente empezó a protestar, a sublevarse. Tres horas allí metidos, no teníamos ni agua. Ni aire acondicionado», repite. 

Una vez se terminó el combustible y los gritos dentro del avión se hicieron más continuos, la tripulación optó por desembarcar a los pasajeros. «Parecía un campo de refugiados», dice Vicky sobre la situación que se vivió en la terminal. «Miles y miles de personas, sin información y sin que nadie hablase ni pizca de inglés. No nos entendían ni nosotros a ellos», añade. 

Sin información ni ropa

Descubrieron la situación que vivía la ciudad, inundada a causa de las peores lluvias de su historia. «Y nos dijeron que una guagua vendría a recogernos para llevarnos al aeropuerto principal de Dubái», continúa. Pero no llegó. Aquel aeródromo estaba cerrado, las pistas se habían inundado, como toda la urbe.

Un hombre camina, el miércoles, por una carretera inundada de Dubái tras las lluvias

Un hombre camina, el miércoles, por una carretera inundada de Dubái tras las lluvias / BLOOMBERG

Varios de ellos cogieron un taxi hasta el aeródromo que les habían indicado y desde el que, supuestamente, reanudarían el viaje. Allí llevan tres días atrapados. «Muy cansados, agotados, de un lado para otro, sin ropa, sin información...».

Durante varios momentos de la conversación, Vicky pide perdón. «Estoy tan cansada que ya me bailan las fechas. No hemos dormido y casi no hemos comido desde entonces», justifica la canaria, a la espera de si la madrugada de este viernes podrán coger un vuelo que los lleve a Barcelona. «Y de ahí a casa, al fin. Gracias a una agencia de viajes de Guanarteme, a Patricia y Mónica, las trabajadoras, si no seguiríamos aquí», afirma la afectada.

Vicky vuelve al relato de los hechos desde el martes. Los dos matrimonios canarios llegan al aeropuerto internacional de Dubái. Su equipaje se queda en el avión de Emirates desviado. A día de hoy, siguen sin saber dónde están sus maletas. 

«Llevamos tres días abandonados. Tirados aquí, en nefastas condiciones. Durmiendo en el suelo y en los asientos que hay repartidos por el aeropuerto, dándonos solo un bocadillo», denuncia la perjudicada. Emirates no les ha ofrecido ni la opción de ir a un hotel.

Falsas esperanzas de regresar

Hubo un par de momentos en los que parecía que el fin de la odisea llegaba. Pero fueron falsas esperanzas. Hasta en tres ocasiones creyeron que podrían coger un avión de regreso. «Carreras de un lado a otro para nada», dice. «El jueves parecía que íbamos a volar a Madrid, pero el vuelo se fue retrasando y retrasando hasta que de noche se canceló». Una madrugada más en el suelo de aeródromo de Dubái: «Cientos, miles de personas sin orientación. Horroroso, sobre todo por la falta de información», critica Vicky, que sentencia: «Estamos deseando salir de aquí».

En el momento de escribir estas líneas, aguardan que se haga de noche para saber si podrán volver a España, una vez que la ciudad ha comenzado a recuperar la normalidad tras unas inundaciones de las que todavía se desconoce el alcance de desperfectos causados y que dejan, al menos, una víctima mortal en los Emiratos arrastrada por las aguas cuando estaba en su coche.