Los presidentes del Círculo de Empresarios del Sur de Tenerife (CEST) y del Foro de Amigos del Sur de Tenerife (FAST), Ana Concepción y José Fernando Cabrera, respectivamente, están de acuerdo con la decisión del Cabildo de vender el Casino de Playa de las Américas, sobre todo si dicho proceso implica que dicho recurso va a modernizarse y convertirse en más atractivo para los turistas que visiten la comarca.

Ana Concepción opina que "los casinos deben ser gestionados por empresas privadas, lo que contribuirá a mejorar su gestión".

Señala que el proceso de privatización iniciado por la corporación insular es "una buena idea, pero que debe ampliarse definitivamente a los tres recintos de la isla".

En esa línea, la presidenta del CEST comenta que, si dicho modelo se aplicara a los tres casinos propiedad hasta hoy de la administración insular (Las Américas, Santa Cruz y Taoro, en el Puerto de la Cruz), todos darían beneficios".

Desde su punto de vista, este tipo de instalaciones, al igual que ha ocurrido con la oferta hotelera, algunos espacios públicos o los centros comerciales más modernos de Las Américas y Costa Adeje, deben actualizarse, modernizarse e, incluso, ampliarse, si fuera posible.

Dicha postura contrasta con la de UGT, que está en contra de la venta, ya que no se garantiza la continuidad del personal en sus puestos. Y, de hecho, este sindicato estudia la posibilidad de iniciar manifestaciones y paros en protesta por la decisión del Cabildo.

José Fernando Cabrera señala que "no tiene sentido que el Cabildo cuente con este tipo de empresas públicas".

El presidente del Foro de Amigos del Sur de Tenerife (FAST) se muestra a favor de liberalizar el juego en los casinos.

Cabrera señala que, con dicha medida, se conseguiría que cualquier empresario hotelero, por poner un ejemplo, pueda tener, en su establecimiento alojativo, un casino de las dimensiones que considere oportunas como un atractivo más para sus clientes y un ingreso extra.

En este punto, Cabrera realiza una matización importante: "siempre que el promotor cumpla con la legislación, claro".

El empresario considera que, para que el futuro Casino de Playa de las Américas sea un centro moderno capaz de atraer a personas de alto poder adquisitivo debe poseer, al menos, un par de bares y restaurantes.

Cabrera aclara que si dichos establecimientos de hostelería complementarios son "temáticos", mucho mejor. Comenta que, desde su punto de vista, las nuevas instalaciones del Casino deben contar con unas salas de juego "lujosas", una gran iluminación y una decoración adecuada.

José Fernando Cabrera, que fue presidente de la patronal hotelera y extrahotelera de la provincia de Santa Cruz de Tenerife (Ashotel) hace varios años, apunta que "hay que acoger al turista y ofrecerle cosas que no encuentre en sus ciudades, para que se gaste el dinero con gusto y divirtiéndose".

Cerca de 25 años en los locales del hotel Gran Tinerfe

José Fernando Cabrera recuerda que era jefe de proyectos del Cabildo en los años 1980 y 1981, con Rafael Clavijo de presidente, quien decidió impulsar estos recintos de juego como atractivo turístico. El primero que se abrió fue el Casino Taoro, en el histórico edificio del hotel del mismo hombre. Ante la falta de cualificación de trabajadores en la isla para desarrollar tal actividad, la administración insular decidió firmar un convenio con una empresa austríaca para formar a los futuros empleados. Cabrera recuerda que el espacio del Taoro era "elegantísimo y un lugar con mucho atractivo", que fue inaugurado por el sucesor de Clavijo en la Presidencia de la institución, José Miguel Galván Bello. Pero en aquel momento no llegó a realizarse el plan para renovar y poner en funcionamiento el hotel. La apertura del Casino de Playa de las Américas tuvo lugar a finales de los años 80 o comienzos de los 90. En primer lugar se barajó la posibilidad de hacerlo en una parcela que el empresario Santiago Puig poseía cerca de lo que después fue la discoteca Metrópolis. Pero esa idea no salió adelante y el recinto se situó en parte de los locales del hotel Gran Tinerfe, en Adeje, donde ha permanecido hasta la actualidad.