Ciento treinta caballos, más de 40 cabras, ovejas, perros, burros y camellos, todos ellos acompañados por sus propietarios y atendidos debidamente, protagonizaron ayer una de las celebraciones más antiguas de la Isla, San Sebastián, festividad que data del siglo XVIII. A esta improrrogable cita asistieron miles de personas que se congregaron en La Caleta para presenciar la ceremonia litúrgica y la bendición de animales que se realizó tras la procesión por la entrañable playa de La Enramada.

El alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, indicó que "es posible que esta sea la fiesta más antigua del sur de Tenerife, probablemente ya los guanches tenían celebraciones en esta zona y, tras la cristianización, se siguió celebrando y esa continuidad, que ha sido totalmente espontánea, es una raíz profunda que nos dice que nosotros no nos agotamos en nuestra individualidad, sino que pertenecemos a una comunidad que seguirá avanzando".

La celebración comenzó a las doce del mediodía, hora en la que tuvo lugar la eucaristía. La talla de San Sebastián, venerada en la actualidad y adquirida hace 102 años, salió a hombros del colectivo de Porteadores de la Virgen y de aquellas personas que, cada año, prometen a San Sebastián su asistencia a la celebración. La procesión discurrió por la plaza y se dispuso hasta llegar a la playa de La Enramada, zona en la que los jinetes hicieron su tradicional entrada al mar y en la que había presencia de socorristas.

Tras hacer su reverencia al mar, como es tradición, la comitiva se dirigió a la zona del Humilladero. Finalmente, San Sebastián se posicionó en la entrada de la plaza, que también lleva su nombre, para presenciar la bendición de los animales congregados durante este día.

Además de contar, como viene siendo habitual, con puntos de comida a cargo de las diferentes comisiones de fiesta de los barrios adejeros, este año dispusieron de otras propuestas gastronómicas por cuenta de bares y restaurantes que llevan mucho tiempo desarrollando su actividad en Adeje.

La convivencia y la tranquilidad fueron la tónica de la celebración, con todas las zonas ajardinadas habilitadas para que las personas pudieran disfrutar de la fiesta en la que se dieron cita muchas familias, grupos, amistades y personas de todas las edades, procedencias y culturas.

Dada la importancia que tiene esta festividad local a la que cada año asisten numerosas de personas, el ayuntamiento dispuso de un amplio dispositivo de seguridad para el buen desarrollo de la fiesta. Para garantizar la seguridad de la ciudadanía, el consistorio delimitó una zona de aparcamientos, dejando libre las vías principales de circulación para una mejor fluidez tanto peatonal como del tráfico rodado. El consistorio felicitó ayer el comportamiento de la ciudadanía.