Las obras de construcción del nuevo puerto de Garachico se han visto afectadas por el fuerte oleaje registrado durante el pasado fin de semana, lo que retrasará de nuevo los trabajos, habida cuenta que se tendrán que recolocar los prismas desplazados por la acción del mar y reparar la vía de transporte de materiales.

No obstante, en medios de la empresa adjudicataria de la ejecución del proyecto de construcción del muelle pesquero y deportivo de la Ensenada de Las Aguas, se apuntó ayer que se tendrá que esperar unos días, a lo sumo una semana, para tener los resultados del impacto del temporal sobre la obra en sí, aunque el conjunto de la estructura levantada permanece intacta. Ya el pasado año, parte de la obra del nuevo muelle se vio ligeramente afectada por la acción del oleaje.

El primer teniente de alcalde-delegado de Urbanismo del Ayuntamiento de Garachico, Heriberto González, señaló a este periódico que se trabaja en la evaluación de los desperfectos ocasionados por la mar de fondo, en el mobiliario urbano, cafetería, heladería y restaurante, así como la sede de la Asociación Deportiva San Roque, en la avenida Tomé Cano, para luego solicitar las ayudas necesarias a las administraciones que correspondan. Sobre la situación en la que queda el nuevo puerto, explicó que la parte inicial del dique no ha sufrido daños, pero sí fue afectada la parte final, correspondiente a la vía de transporte de los materiales. Los bloques todavía no habían sido colocados en el lugar seleccionado y fueron removidos por el temporal.

Precisó que "de acuerdo con los datos provisionales facilitados por la contrata, en un plazo de tres semanas se recuperará el estado original del dique anterior al temporal. Los daños aparentan ser más cuantiosos vistos desde fuera que lo que en la realidad han sido".

Gran parte de la flota de embarcaciones de recreo y pesqueras ha sido trasladada hasta la plaza Ramón Arocha para protegerlas de la acción de las mareas. Un emplazamiento provisional hasta que mejoren las condiciones climatológicas adversas o hasta que se termine la construcción del puerto pesquero. Los propietarios de los inmuebles y negocios afectados por el oleaje tratan de recuperar la normalidad, al tiempo que hacen acopios de fuerzas y recursos para restablecer la actividad, algo que será difícil.

Vallas como proyectiles

Las vallas de la piscina de la avenida Tomé Cano actuaron como auténticos proyectiles contra las viviendas y negocios, según explicó el propietario del restaurante La Ardeola, José Luis Palenzuela, quien señaló que cuando hay mar de fondo o se levanta fuerte oleaje como el de la madrugada del pasado domingo, todos los materiales que se encuentra a su paso impactan contra las paredes. Aclaró que todavía no dispone de la evaluación de los daños ocasionados por el oleaje, pero lo cierto es que ha tenido que cerrar el negocio hasta tanto lo rehabilite. Explicó que "el agua de la marejada llegó hasta el techo del sótano, inundó la parte baja del edificio, todo quedó anegado. La maquinaria no sirve y tendremos que reponerla".

Menos suerte tuvo el promotor de la heladería Frágola, que no pudo estrenarla debido a la acción del mar. En cuestión de minutos se esfumaron la inversión y el trabajo de meses, y desde ayer José Luis Dorta se emplea a fondo para volver a empezar lo que no había culminado.