Mientras los resultados de las elecciones en EEUU comenzaban a confirmar a Obama como reelegido presidente en un goteo más lento de lo previsto, otras gotas muy diferentes, mucho más frecuentes e intensas, dejaban en el Norte de Tenerife en la madrugada del martes al miércoles estampas que no se contemplaban desde hace mucho tiempo en la comarca y visibles consecuencias durante la mañana de ayer, después de un año de dura y sorprendente sequía.

Eran las 3:00 horas y la fuerza del agua, que llegó a superar los 130 litros por metro en el Puerto de la Cruz (todo un récord), hacía presagiar daños considerables ante la persistencia de las lluvias torrenciales. El resultado lo sintetizaron ayer las policías locales: carreteras cortadas total o parcialmente; casas, comercios, plazas y vías inundadas como no se veía en años, así como árboles, taludes, rocas y muros derrumbados.

Desde las 5 y 6:00 horas, los primeros efectos de las precipitaciones ya los podían comprobar los tempraneros conductores de la autopista del Norte. De hecho, el punto más peligroso se hallaba en La Matanza, entre el enlace con este municipio y la gasolinera de la zona (kilómetro 23), donde la falta de iluminación escondía un enorme charco que, si era invadido a una velocidad media, impedía la visión al conductor durante segundos y suponía un elevado riesgo.

Poco después, con la caída de rocas y tierra, el personal de Carreteras del Cabildo y las autoridades tuvieron que cerrar los carriles en esta parte, lo que originó crecientes colas a medida que se sumaban vehículos rumbo al trabajo o la Universidad. Lo mismo ocurrió un poco más adelante, en Tacoronte, por la caída de un árbol.

Las retenciones en la TF-5 continuaban al mediodía en ambos enclaves, aunque la circulación recuperó la normalidad sobre las 14:00 horas, cuando, pese a que se había anunciado lo contrario, volvieron a arreciar las lluvias.

Las consecuencias más espectaculares se dieron en el Puerto de la Cruz. La plaza del Charco sobrepasó su nombre como nunca y, tal y como recogieron múltiples cámaras (y móviles) de vecinos y turistas, se tornó en un gigantesco lago durante muchas horas. No le fue a la zaga la carretera del Este, que lleva a la playa y Lago Martiánez, que en la tarde de ayer seguía cortada y daba trabajo al personal insular tras una inundación sin precedentes en años.

Casas y comercios del Puerto también se vieron afectados, pero sufrieron situaciones similares a las vividas por pymes y viviendas del casco de Icod, de la zona céntrica de Los Realejos y de Toscal-Longuera. En la ciudad del Drago, además, se inundó la parte de una ferretería de San Agustín donde estaban aparcados varios vehículos de la empresa; se cayó un muro en la calle Los Moriscos (Buen Paso), otro en el kilómetro 2 de la Tf-82 y en la Tf-373, aparte de cortarse el carril de bajada (Tf-414) a la playa de San Marcos por desprendimientos desde la mañana.

En Los Realejos, la principal afección en vías se produjo cerca del mirador de El Lance, donde cayó una parte considerable de la pared protegida por una malla, lo que originó colas durante la mañana y el mediodía ante la acción de las palas, que reubicaron las rocas en los márgenes.

Susto en El Sauzal

La espectacularidad, el susto y los efectos contundentes se dieron también en El Sauzal. Hasta tal punto, que se suspendieron las clases en el IES San Nicolás por la inundación sufrida, si bien la peor parte se la llevaron las zonas de San José, Ravelo y la urbanización Los Ángeles, donde el agua cargada de escombros y maleza proveniente del barranco de las Mejías hizo pasar malos ratos a los dueños de las casas ocupadas de la carretera de La Virgen. La situación de emergencia obligó al uso de palas, camiones y a que trabajadores municipales se dedicaran a fondo para salvar la coyuntura.

En el colindante municipio de Tacoronte, y aparte del reiterado levantamiento de tapas del alcantarillado, destacó el cierre por desprendimientos de la vía que lleva a Mesa del Mar y del tramo de Prismar. En San Juan de la Rambla, la carretera que lleva a Icod el Alto sufrió la caída de taludes que obstaculizaron el tráfico, mientras que hubo cortes de vías en Agua García, Los Rodeos y de Guamasa a Valle de Guerra por El Boquerón. En La Guancha, Santa Úrsula, La Orotava, La Matanza o la Isla Baja, los daños fueron menores.