El debate plenario de la moción de censura en el Ayuntamiento de Güímar causó una enorme expectación entre los vecinos de este pueblo de la comarca del Sureste tinerfeño y los salones Noble y el de Hijos Ilustres se encontraban completamente llenos de residentes, así como los pasillos aledaños.

Las intervenciones de cada uno de los portavoces municipales, así como el propio discurso del exalcalde, Rafael Yanes, despertaron muchas pasiones entre los asistentes que se dieron cita en la mañana de ayer en Casa Consistorial.

Los vecinos no escondieron su malestar con los concejales del grupo municipal socialista y en infinidad de ocasiones sus representantes sufrieron los pitos y abucheos de sectores del público; mientras el triparto contaba con el efecto contrario entre asistentes, es decir, el nuevo gobierno arrancaba constantes aplausos.

El apoyo o recriminación de los vecinos hacia los ediles de los distintos partidos estuvo causada por la dureza de las intervenciones de cada portavoz, consiguiendo los de CC, PP y AxG un importante respaldo de los residentes presentes.

Sin embargo, el socialista Carlos Romero fue castigado por una buena parte del público casi desde el principio de su discurso y tuvo que interrumpir en más de una ocasión su intervención ante los constantes abucheos entre frase y frase.

De hecho, los pitos hacia este edil socialista fueron más fuertes una vez Romero intentó responder las durísimas críticas tanto de su exsocio, el PP, como las que llevaron a cabo los portavoces nacionalista y de AxG.

La casi imposibilidad de continuar con el discurso motivó al concejal a solicitar a la mesa presidencial, que todavía no se encontraba constituida oficialmente, a que tomase alguna medida para poder acabar con la intervención que tenía preparada.

La petición realizada por el portavoz del PSOE no se llevó a cabo finalmente porque desde las propias filas socialistas instaron a Romero a que continuase y obviase, dentro de las posibilidades, los abucheos a los que estaba siendo sometido con el propósito de no calentar más el ambiente que de por sí ya tenía de la sesión plenaria.