Nunca es tarde si se quiere cumplir un sueño, porque convertirse en emprendedores no está reñido ni con la edad ni con la ilusión. Así ha sido el caso de Paul Moussalli y Larisa Croitor, una pareja que, tras llevar más de 20 años viviendo en Canarias, ha decidido abrir las puertas de un nuevo local de restauración en la capital tinerfeña para llevar los sabores de la cocina mediterránea a los paladares más exigentes.

Entre los fogones del restaurante Siropian, ubicado en la céntrica calle La Noria de Santa Cruz, no solo se rinde homenaje a la gastronomía de Alepo, ciudad natal de su propietario, sino que se intenta también generar empleo en el sector; nuevas contrataciones para las cuales han contado con la ayuda del Cabildo de Tenerife gracias al Plan de Acción por el Empleo.

Esta iniciativa pública, que gestiona la Fundación Insular para la Formación, el Empleo y el Desarrollo Empresarial (Fifede), ofrece una línea de subvenciones a los empresarios que deciden innovar en el tejido productivo de Tenerife, favoreciendo, de esta forma, la contratación de colectivos de difícil inserción laboral.

En este sentido, el vicepresidente económico, Efraín Medina, recuerda que se trata de "un Plan que afronta ahora su quinta convocatoria (2015-2016) y en el que, de nuevo, hemos tenido en cuenta a aquellas nuevas empresas que apuestan por fomentar el acceso laboral a personas en riesgo de exclusión social, tales como demandantes de un primer empleo, mujeres, jóvenes, mayores de 45 años o personas con algún grado de minusvalía".

El restaurante Siropian ha sido una de estas pequeñas y medianas empresas (pymes) de la Isla que apostaron por acogerse a las subvenciones de Fifede para solventar parte de esa gran carga inicial que implica realizar nuevas contrataciones cuando se inicia una actividad. A través del Plan de Acción por el Empleo, la empresa recibió una ayuda de 4.000 euros, la cual ha servido para contratar a Luis Francisco Ramos Fernández, un cocinero de 46 años.

Luis asegura que esta oportunidad le ha cambiado la vida a su edad, pues "llevaba más de doce meses en paro y sin encontrar empleo después de haber estado más de 16 años trabajando en el sector de la hostelería". Esta situación era desesperante para este cocinero, quien, tras llevar mucho tiempo sin trabajo, vio cómo su suerte cambió cuando al pasar por la calle La Noria encontró a Paul Moussalli ultimando el local para su apertura. "Estuve más de seis meses viniendo para ver si me contrataban mientras se terminaban las obras para acondicionar el restaurante. Y, finalmente, el pasado mayo me contrataron. Estoy muy contento", indica.

Los propietarios de Siropian afirman que tuvieron conocimiento de estas subvenciones de Fifede a la contratación a través de su asesoría, por lo que sin pensarlo decidieron presentar los documentos necesarios para ver si podían acceder a las mismas. Cuando supieron que le habían concedido la ayuda fue un alivio y una alegría, pues la inversión que tuvieron que desembolsar para acondicionar el local había implicado una gran carga para ahora también tener que afrontar los pagos a la Seguridad Social.

"Este local había sido un antiguo depósito de sal y no contaba ni con instalación eléctrica, por lo que hubo que invertir mucho dinero para acometer su reforma y acondicionamiento. Con ayuda de la familia y los ahorros llevamos a cabo las obras, las cuales realicé con mis propias manos. Después llegó toda la burocracia que se pide para las licencias de apertura, por lo que tardamos casi un año en abrir. A partir de ese momento, contratamos al personal. La ayuda del Cabildo de Tenerife ha sido más que positiva para aliviar esta carga económica", comenta Moussalli.

Actualmente, dos camareros y dos cocineros, más el propietario del local -que también está al frente de los fogones-, integran la plantilla de Siropian, "el único restaurante de la capital con horno de leña", asegura orgulloso Paul. Un empresario que tiene la nacionalidad siria y austríaca, pero que ya se siente canario tras llevar viviendo desde 1987 en España, un tiempo en el que ha trabajado en el sector de la construcción hasta que ahora ha apostado por convertirse en su propio jefe.

"Aprendí los secretos de la gastronomía tradicional de mi país desde pequeño, viendo a mis tías cocinar en Alepo, y esto es lo que quiero dar a conocer a los clientes: que descubran los secretos y sabores de una de las cocinas más antiguas del mundo en base a platos tan exquisitos como el Kofta, pinchos de pollo, hojas de parra rellenas de carne, pizzas y muchas más cosas", expone.

En cuanto al balance de esta etapa, Paul y Larisa aseguran que los inicios han sido duros y de momento el negocio "no va mal ni bien, pues lleva muy pocos meses abierto y aún es pronto para ver resultados", añaden. No obstante, confían en que poco a poco la gente vaya conociendo su carta y los ricos sabores mediterráneos que se cocinan entre las brasas, pues la intención es "seguir ampliando servicios y, sobre todo, generando nuevos empleos para reactivar la economía de esta Isla que se ha convertido en nuestro hogar tras llevar más de 15 años viviendo ella. No nos sentimos extranjeros, sino tinerfeños", concluyen.