Los pandas rojos llegaron a Loro Parque hace ahora dos años, en otoño de 2015, y se les dio la bienvenida en un espacio con un pequeño lago y un enorme árbol con ramas por las que pudieran subirse y caminar. Necesitaban un ambiente fresco y húmedo, como el de las zonas selváticas y montañosas del Tíbet, Pakistán o la India, y el Parque se los procuró con todas las garantías. Hoy, su hábitat ha evolucionado de manera natural y emula a la perfección su ecosistema en las coronas forestales asiáticas.

De hábitos nocturnos, el panda rojo es una especie muy interesante de mamífero, inclasificable dentro de un grupo concreto, pero similar a los mapaches, a las comadrejas o a los hurones.

Considerado por muchos como el animal más bonito de la Tierra, tiene un pelaje de tonos rojizos y anaranjados y unas patas especiales que le permiten caminar por ramas muy finas y subirse a cualquier tipo de árbol. Vive solitario o en pareja, y aunque su alimentación es esencialmente vegetariana, en ocasiones captura insectos, gusanos e incluso algún invertebrado.

Un auténtico bosque asiático. El hábitat de los pandas rojos en Loro Parque cuenta con aire acondicionado, no solo en sus instalaciones internas, sino en dos pequeñas cavidades elevadas en el exterior a las que acceden para refrescarse a la agradable temperatura de 20º C. Este tipo de instalación con control térmico en el exterior es único en el mundo.

Su espacio está dividido en dos áreas separadas por un pequeño río, hoy cubierto por la vegetación, y como si de su entorno natural se tratase, tienen una cascada y vegetación específica que recrea los bosques templados y los sotobosques de bambú que recorren Nepal y van hasta el suroeste de China, incluyendo el norte de Myanmar.

Un sistema de microaspersión adapta el clima en su espacio, y se activa para rebajar la temperatura en los días más calurosos. Aún así, Canarias es un lugar idóneo para los pandas rojos, a los que, aunque están acostumbrados al frío, les gusta mucho el sol.

Así, Loro Parque ofrece una oportunidad exclusiva en el archipiélago, enmarcada además en un entorno extraordinario: observar de cerca a los únicos pandas rojos residentes en las Islas y aprender sobre su especie y su hábitat a través de una exhibición que traslada a los visitantes, en un abrir y cerrar de ojos, a un auténtico bosque asiático.

Bambú que crece de manera natural. Los pandas rojos son auténticos caminantes cuando se trata de conseguir su alimento indispensable: el bambú. Pero esta especie vegetal no se encuentra en Canarias, por lo que Loro Parque ha cultivado, en la finca que tiene para ese fin, distintas variedades con las que alimenta a sus dos ejemplares.

Y además, como estos animales son tan respetuosos con la vara de bambú, porque de ella depende su supervivencia, se comen solo las hojas sin llegar a eliminarla, y la planta crece de manera natural dentro de su espacio. Esta situación es ideal porque contribuye a que se busquen el sustento por sí mismos y se mantengan, así, activos y sanos.