"La valoración tiene que ser positiva porque se ha llegado a un acuerdo satisfactorio para todos que, además, establece un precedente para la normativa de las fiestas patronales. Debo destacar la buena predisposición de ambas partes porque ni los vecinos de Residencial Anaga pretendían acabar con las fiestas ni los de La Alegría, incluida la comisión de San Roque, molestar a nadie". Así valoró Carlos Correa, concejal de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Santa Cruz, el final de "la guerra del ruido" protagonizada por ambos colectivos el pasado verano.

Durante todo el pasado mes de agosto se celebraron los festejos en honor del patrón del barrio de Anaga. Ese fue el origen de la protesta de los vecinos de Residencial Anaga, separados de La Alegría por el barranco de Tahodio.

Correa explica: "Aunque ha habido muchas protestas verbales nunca existió una denuncia como tal hasta ahora. La base era el uso abusivo del ruido, fundamentalmente de la música".

Correa insiste en que "en San Roque cumplieron con todo, incluido el certificado que tiene que elaborar la empresa de sonido tanto en cuanto a los decibelios como al horario para que luego nosotros podamos verificarlo técnicamente".

Como en el resto de fiestas patronales de la ciudad, el permiso era para dos verbenas en fines de semana hasta la cinco de la mañana y otro tercero con la actividad, festival folclórico en este caso, hasta las once de la noche.

"El problema fundamental -explica Carlos Correa- no estaba tanto en la madrugada, pues se cumplía también con el límite establecido de los 96 decibelios, como en el día siguiente cuando, sin pasar el tiempo mínimo prudencial, ya se ponía la música ambiente a un volumen excesivo sin respetar al descanso". Recuerda que "ya ocurrió algo similar con los vecinos de Cabo-Llanos y la fiesta de Regla y se llegó también a un acuerdo".

Todo esto llevó a convocar por separado a los dos colectivos en presencia del alcalde, José Manuel Bermúdez, y los concejales de Medio Ambiente, Distrito Anaga, José Alberto Díaz Estébanez, y el de Centro-Ifara, José Carlos Acha.

El edil valora "la buena voluntad de la comisión de fiestas para establecer medidas correctoras". Estas serán básicamente tres y en principio sentarán un precedente para otros acontecimientos similares.

En primer lugar se reducirá el horario fina de la dos verbenas en una hora para pasar de las cinco a las cuatro de la madrugada.

Asimismo, la música no podrá ponerse al día siguientes hasta pasadas al menos ocho horas del final de la verbena. Es decir, aproximadamente a partir del mediodía.

Finalmente, aunque se mantendrá el limite de 96 decibelios en algunos actos principales en otros de carácter secundario pasará a los 80.

Concluyó Correa: "Aquí no hay ni buenos ni malos, sino la intención de llegar al necesario equilibrio entre la fiesta y el ocio con el descanso. Pero no solo de Residencial Anaga, sino también de La Alegría, donde algunos residentes allí también optarían por descansar".