Unas 220 hectáreas de pinar y matorral se habían visto afectadas hasta la noche de ayer en el monte de Granadilla de Abona por el incendio que comenzó después de las 20:30 horas del pasado domingo y todavía sigue sin estar controlado. Técnicos del área de Medio Ambiente del Cabildo consideran que la causa del fuego "es humana". A expensas de la investigación que se lleve a cabo tras la extinción, dichos profesionales estiman que pudo deberse a una negligencia o un descuido en un punto situado por debajo del sendero del Paisaje Lunar y cerca del campamento de Madre del Agua. Para hacer dicha afirmación se basan en que, en las horas previas al inicio del conato, no hubo tormentas en la Isla.

El presidente insular, Carlos Alonso, y el consejero de Medio Ambiente, José Antonio Valbuena, manifestaron que resulta "muy difícil" que llegue hasta Arico, que es el flanco Este, por donde ayer las llamas avanzaron con más virulencia. Para que cruce el límite municipal de Granadilla hacia Arico, el incendio tendría que recorrer tanto como lo que ha avanzado ya. Por el margen Oeste, se halla estabilizado.

En principio, la intención de las autoridades y los técnicos es que durante la jornada de hoy se hagan acciones de remate y liquidación, así como que el fuego pueda quedar perimetrado. Por si fuera necesaria su intervención, se ha solicitado al Gobierno del Estado la incorporación de dos hidroaviones, que tienen capacidad para volar a más altura y con viento más fuerte que los helicópteros. Ayer, cuatro de estas últimas aeronaves, tres de ellas del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES) y una de la Guardia Civil, tomaron parte en las tareas de extinción.

Además, unos 120 miembros de los bomberos forestales del Cabildo tinerfeño e integrantes de la Unidad Militar de Emergencias (UME) efectuaron trabajos sobre el terreno para evitar la expansión del incendio. Dicho departamento del Ejército informó anoche de que, tras el relevo de personal, 115 militares trabajarían durante la madrugada para intentar impedir el avance de las llamas, mediante la limpieza de terreno con herramientas y la realización de cortafuegos. En horario nocturno estaba previsto que el viento cambiara en dirección "cumbre-costa". Hoy se contempla la llegada de brigadas del Cabildo de Gran Canaria.

El flanco Este (hacia Arico) está considerado como un lugar con no mucho "combustible" (material vegetal seco), pero sí de difícil acceso, con pendientes medias del 40 por ciento y del 100% en algunos puntos. Se trata de la zona que, previsiblemente, más trabajo dará hoy y donde más difícil resulta la intervención, debido a la orografía.

La alerta la dio un caminante que descendía desde el Paisaje Lunar a las 20:50 horas del domingo. El viento ayudó a la propagación durante las primeras horas. El último incendio fuera de temporada en Tenerife se registró en 2001, según los datos ofrecidos por las autoridades insulares.

El tiempo ayudó ayer

El incendio comenzó a unos 2.000 metros de altitud, y a cinco kilómetros al Este de la carretera entre Vilaflor y el Teide. Al no haber viviendas próximas, el principal objetivo de las autoridades era que no se extendiera a Vilaflor o Arico y que afectara a las menos hectáreas posibles. Las bajas temperaturas (durante la madrugada hubo entre 4 y 6 grados centígrados) y el nivel de humedad favorecieron el trabajo de los equipos de extinción ayer. La alcaldesa de Vilaflor, Agustina Beltrán, dijo que, si el fuego se hubiese extendido hacia el Norte, hubiera llegado a una zona árida del Parque Nacional, lo que significaría la opción "menos peligrosa". Según los vuelos de reconocimiento, a las 8:00 horas ya había 140 hectáreas afectadas, que subieron a 165 a las 10:00, así como a 200 a las dos de la tarde. A mediodía había dos flancos claros. El más virulento fue el del Este, que estaba a tres kilómetros del barranco del Río y de entrar en Arico, donde la posibilidad de extenderse era muy escasa, al haber una ladera con muy poca vegetación. Miembros de la UME actuaron en el flanco Oeste y realizaron un "ataque directo" para frenar la expansión de las llamas con herramientas para limpiar el terreno.