El cartel de una copistería que hay a la altura de la vía en la que se ejecutan estos días las obras resume el sentir de los comerciantes: Cerrado por las obras de la calle. Aunque no fue posible conocer la opinión del propietario de este establecimiento -aunque se intuye-, otros dueños de negocios de la calle Méndez Núñez, en Santa Cruz, muestran su malestar por las obras que, de nuevo, se ejecutan en la vía como consecuencia de una mala compactación y recuerdan al consistorio que "ya es hora" de que sean compensados por "aguantar" el cierre de la calle.

Por ser justos, superado el "duro" trance inicial que supuso, el año pasado, casi diez meses de obras, los dueños de negocios en la vía consultados reconocen que una vez reabierta se notaba una mejoría económica, además de la estética y funcional.

Sin embargo, esa bonanza se ha ido tornando, en algunos casos, en amargura, con los distintos cortes que ha venido sufriendo la calle para reparar los badenes que han formado al ceder el suelo por falta de compactación.

Y aunque el concejal de Infraestructuras de la capital, José Alberto Díaz-Estébanez, justificó este miércoles que este tipo de deficiencias "no son inhabituales" en obras de este tipo, los empresarios consultados lo tienen claro: "Ha sido una obra mal hecha".

Felipe Machín, del estanco García Morato, por ejemplo, sostiene que ahora no se trata de argumentar que no costará nada a las arcas municipales. "¿Y las molestias que generan? Los negocios de aquí estarán otras dos semanas fastidiados", explica.

En su caso, el estanco está ubicado en la calle La Tolerancia, no afectada por el cierre, pero sí por el constante paso de coches al ser una vía de salida. Ayer eran habituales las colas, pues muchos conductores ignoraban aún el corte de Méndez a la altura de la nueva rotonda. "Los coches pasan, pero no entran, y ya se nota la bajada en los comercios", apunta Machín.

Aún más crítico se muestra Manolo Fariña, propietario de la Floristería Bonsáis, Arte y Flores, en pleno centro de Méndez Núñez y en el tramo afectado por las obras de esta semana. "Esto es una obra de extrema necesidad, y solo están trabajando unos cuantos operarios, que empiezan sobre las 8:30 y se van a las 16:30 horas. Que pongan cuatro cuadrillas, que trabajen todo día", comenta este comerciante. "¿Quién asume nuestros costes?", se pregunta.

En esta línea, remarca que "el año pasado fue duro, casi tengo que cerrar". No obstante, reconoce que tras las obras la calle "quedó bonita". "Se notaba una mejoría, pero...", concluye.

En poco se aleja el discurso de Jorge, de la Ferretería Méndez Núñez -también en el tramo cerrado-, que se atreve a hacer un cálculo de las pérdidas del negocio por las obras: un 60% menos.

Al igual que los anteriores, hace hincapié en que si bien el arreglo del firme de la calle no supondrá un gasto extra para el ayuntamiento, sí lo habrá para los comerciantes. "¿Nos van a bonificar algo? Se les debería ver un gesto, porque nuestros costes fijos son constantes", argumenta. "La venta que no se hace no se recupera", sentencia.

Las críticas las cierra Ruth María Burguener, propietaria de la Clínica Veterinaria Qué fauna! Como los anteriores, se queja de las falta de comunicación, por parte del ayuntamiento, de cualquier obra o incidencia. Y pone por ejemplo los cortes de agua. "En ocasiones he tenido que trasladar animales a otros centros. ¿Quién se hace cargo de esos gastos?", se pregunta.

Burguener afirma que no se quejó de las obras que se realizaron el año pasado -aunque sí de algunos detalles que le afectaron directamente-, pues supusieron una mejoría para la calle.

No obstante, y como el resto de dueños de negocios, subraya que los comerciantes están "pagando dos veces". "Nos matamos para pagar los impuestos; deberían compensarnos de alguna forma", indica. La dueña de la clínica veterinaria pone un ejemplo gráfico: "Estuve un año sin usar el vado, pero me lo cobraron igualmente".