Unos dos mil niños y catequistas protagonizaron ayer por la mañana la primera celebración del programa de actos de la quinta visita de la Virgen de Candelaria a Santa Cruz. El poder de convocatoria fue evidente y quedó reflejado en el rostro de los agentes de toda la vida de pastoral diocesana, como Amparo Reig y Alfonso Solís, entusiasmados con la "primavera de la fe" que se vivió ayer en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción. Fue una calurosa acogida a la Patrona de Canarias, tanto porque los pequeños de todas las parroquias de los tres arciprestazgos de Santa Cruz -Ofra, La Salud y Santa Cruz Centro- se volcaron como por la alta temperatura que se vivió en el interior de la iglesia.

Los catequistas, que durante meses realizan una desinterada labor de entrega y acompañamiento a las familias en el conocimiento de Dios, se volcaron y consiguieron que los pequeños mantuvieran la atención durante las casi tres horas que duró la celebración. Para ello, prepararon una celebración con muchos detalles, como demostraron los cantores del arciprestazgo de La Salud que acabaron enseñando a los pequeños canciones, como la que dedicaron a las bodas de Canaa, que acabaron interpretaron al unísono y como si la conocieran de toda la vida. Fue solo uno de los cinco capítulos en los que se ahondó en la vida de María: anunciación, la Visitación de María a su prima Isabel, Belén, las Bodas de Canaa y el Calvario, junto a la Cruz. Ese fue el orden para la fiesta de los niños con la Patrona, que llenó de corazones de cartulina el templo, con centenares de niños sentados junto al altar, el pasillo central y los laterales. "Como en los buenos tiempos", comentó Pedro, un catequista de La Salud.

El arcipreste de Santa Cruz centro, el carmelita Javier Fuerte, llevó la segunda parte de la celebración, para concluir con la animación del sacerdote escolapio Antonio Gómez, que presentó a María como un camino de fe a Jesús, con letras mayúsculas "a tamaño humano".