Paradojas de la vida, la Justicia eligió un día frío y lluvioso, incluso en la capital tinerfeña, para que Miguel Zerolo, en otros tiempos alcalde casi invencible de Santa Cruz, entrara en prisión. Una temperatura que nada tiene que ver con la que habitualmente existe en la zona que, catorce años después, lo ha llevado a la cárcel.

La imagen de ayer, en torno a las 17:25 horas, de Zerolo entrando a Tenerife II representa el detalle icónico que pone fin a 14 años de un proceso que, cuando arrancó de la mano del colectivo Ínsula Viable, pocos creían que culminara con este desenlace.

Atrás quedan miles y miles de folios de una instrucción casi interminable, una primera sentencia, hace dos años, que ya dejaba entrever cuál sería el futuro del exalcalde de Santa Cruz y otra firme, de hace unos días, que daba la puntilla al que se consideró durante años como futuro líder del nacionalismo canario, pero al que una playa acabó anegando su futuro.

Su entrada en prisión se precipitó ayer, según fuentes del caso, por riesgo de fuga. Sin embargo, al igual que nunca rehuyó el cara a cara para defender su actuación en Las Teresitas -el juicio es un ejemplo-, tampoco escondió, ni públicamente ni en privado, que cuando le llegara la hora enfilaría el camino hacia la cárcel para cumplir su pena. Es decir, que no se convertiría en un prófugo.

Y, al menos en esto, cumplió, como hizo famoso en un eslogan electoral cuando todavía no había rival que le arrebatara la Alcaldía de Santa Cruz.

El exregidor se entregó a la Policía y evitó así el trago amargo de una detención forzada en otro lugar. Las cámaras ayer lo esperaban a las puertas de la cárcel.

A partir de ahora, en la fría prisión de La Esperanza deberá cumplir los siete años a los que lo condenó el Tribunal Supremo (TS) por alterar, "en cooperación y connivencia" con los empresarios Antonio Plasencia e Ignacio González, el precio de los terrenos del frente de la playa de Las Teresitas. Frente a los 19 millones de euros que valoraron los técnicos municipales, el ayuntamiento de la capital, con Miguel Zerolo al frente, acabó pagando 52,2 a los empresarios citados.

Es decir, lo que se ha denominado como "un pelotazo" que también ha llevado a la cárcel, al menos hasta ayer, a otros dos de los condenados. Y es que si bien Zerolo es la figura más visible de todo este largo proceso jurídico, unas horas antes que él ingresaban en la cárcel, víctimas de los mismos hechos, el exconcejal de Urbanismo Manuel Parejo, condenado también a siete años, y Antonio Plasencia, relevante empresario tinerfeño que hasta ayer había sorteado la cárcel, a pesar de estar condenado por la extracción de áridos en el municipio de Güímar. Cinco años y tres meses deberá afrontar Plasencia por Las Teresitas.

Del resto de los sentenciados por este caso, el empresario Ignacio González (cinco años y tres meses) queda pendiente de una revisión médica, mientras que el exgerente de Urbanismo José Tomás Martín (cinco años y tres meses), así como también el exsecretario de la Gerencia Víctor Reyes (cuatro años y seis meses) disponen de cinco días para su entrada voluntaria en prisión.

Cuando lo hagan, voluntariamente o no, Zerolo ya habrá cumplido sus primeros días en prisión, catorce años después de haberse iniciado la denuncia de un colectivo casi desconocido que puso en entredicho el proyecto estrella que aquel alcalde quiso para Santa Cruz: hacer de Las Teresitas una urbanización de lujo, un sueño que ha terminado en una fría celda en Tenerife II.