Una noche al fuego de los deseos

Playa Jardín, en Puerto de la Cruz, reúne a miles de personas que, al calor de una gran hoguera, realizan distintos rituales tradicionales para atraer la buena suerte y dejar atrás las preocupaciones pasadas

Puerto de la Cruz celebra la noche de San Juan

María Pisaca

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Saltar siete veces una hoguera para lograr fortuna, quemar las malas experiencias y compartir un baño de purificación en las bravas aguas del norte de Tenerife. Con una alerta por incendios forestales que ha obligado a limitar las hogueras de toda la isla, Playa Jardín, en Puerto de la Cruz, se ha convertido en el reducto que mantiene viva la tradicional celebración de la noche de San Juan en Tenerife. Miles de personas llegados desde distintos puntos de la isla han invadido las negras arenas de la playa portuense para recibir el verano, celebrar el anuncio del nacimiento de Jesús o simplemente pasar una noche mágica a la luz del fuego de los deseos. 

Para la portuense Raquel Aguilar esta fiesta está siempre marcada con tinta permanente en su calendario. La lleva celebrando desde que tenía 15 años y para ella siempre ha supuesto un momento de reencuentro familiar que anuncia el inicio del verano. “Todos los veranos quedábamos en la playa de Punta Brava para quemar los apuntes y dar por finalizado el curso”, rememora. Con el tiempo la noche portuense se fue “masificando”, como lamenta. Pero en los últimos años, la tradición ha vuelto a ser casi la que era. “Ahora hay más gente, pero vuelve a ser algo más familiar”, incide Aguilar. 

Este año ha venido acompañada de su hija pequeña, de sus amigos y sus hijos. “Quiero que ellos también vinculen San Juan al inicio del verano y lo integren en su vida como una tradición”, relata. Y es que la noche de bienvenida al verano es una cita ineludible para pequeños y mayores. En el caso de la joven Yenni Quintero la celebración es una forma de “relajarse después de un duro periodo de exámenes”. Tanto ella como sus amigos han decido crear un entorno único con colchones inflables en el que beber, comer y despojarse de sus apuntes universitarios. 

Prolegomenos de la Noche de San Juan 2024 en el Puerto de la Cruz

Verónica Pavés

El bullicio inunda toda la playa en la que muchos han llegado desde bien temprano. Cientos de personas caminan de aquí a allá en busca de un lugar donde establecer el que será su campamento base. La mayoría de toallas se disponen alrededor de un pequeño hoyo en la arena llena de flores de buganvilla y velas que será las artífices de quemar los primeros deseos. 

Pasadas las 19:00 horas, una batucada hace acto de presencia en la playa ante la atenta mirada de cientos de personas. Durante más de 20 minutos, la comparsa ameniza el ambiente mientras un grupo de niños del municipio portando a San Juanito, un monigote hecho a mano que tras el encendido de la hoguera, cerca de las 22:00 horas, sirvió como ofrenda al fuego. 

Tras la puesta de Sol, una brillante luna llena resplandece sobre los rostros de aquellos que ríen, comen y bailan para dar la bienvenida al verano.

Tradiciones y ritos de San Juan

La de San Juan no solo es una noche mágica por el ambiente que se crea alrededor del fuego. Según la tradición que ha calado de generación en generación, se espera que el día más largo del año sea capaz de traer prosperidad para la población. Esta noche se replican en distintos puntos de la playa portuense muchos de los ritos que antaño buscaban atraer la buena fortuna y dejar atrás todo lo malo. 

Entre los más famosos está el salto a las hogueras. La tradición antigua destaca que saltar sobre las llamas hasta siete veces es una llamada a la buena suerte. Y aunque está prohibido hacerlo cerca de la hoguera principal, hay quien aún lo intenta en su fuego particular. No menos popular es el de quemar un papel en la hoguera tanto con deseos y anhelos como con miedos, fobias o errores del pasado que no se quieren repetir. Es el caso de los niños de Aguilar, que han escrito las cosas que quieren olvidar y una vez enciendan sus velas, quemarán. Y en las frías aguas del norte de Tenerife también son muchos los que, a partir de medianoche, se tiran al mar para depurar sus almas y curar sus dolores.

En el resto de Tenerife la celebración es agridulce, pues si bien las playas estarán abiertas, no todas ellas permitirán hacer hogueras como las que esta noche se expanden por la extensa playa volcánica de Puerto de La Cruz. El Cabildo de Tenerife ha declarado desde el pasado día 3 de junio hasta el 3 de noviembre la alerta por incendios forestales en la Isla. Por lo que en todo Tenerife se ha prohibido encender hogueras en toda la zona de riesgo de incendio forestal, es decir, los montes, las medianías y los parques rurales de Teno y Anaga.  

Puerto de la Cruz es uno de los municipios que vive esta celebración con más fervor. De hecho, los actos se han extendido durante todo el fin de semana y continuarán este lunes como antesala a las fiestas de julio, las más importantes del municipio. Con frutas y flores se han decorado 8 chorros de la ciudad: Cuaco, Cupido, Las Cabezas, el Durazno, la calle Mequinez, Las Maretas, el chorro del histórico muelle pesquero y finalmente el de Punta Brava. Un engalanamiento que, por otra parte, muestra los puntos neurálgicos de una celebración única en este fin de semana de tradiciones.

El de San Juan es un ritual que se remonta al menos al siglo XVIII en el pueblo pesquero, como ya lo contaba en sus escritos uno de los padres de la geografía moderna, el naturalista e historiador alemán Alexander Von Humboldt. Fue en su último día en la isla cuando el reputado naturalista tras alcanzar la cima del Teide esa misma mañana, baja al que entonces era el Puerto de La Orotava y contempla cómo las luces de las hogueras se iluminaban las faldas del volcán.

Se culminan estos tres días de identidad portuense este lunes en el que, a la salida del sol, se convoca a los ciudadanos al ritual del Baño de las Cabras en el Mar. 

Una tradición pagana

El encendido de pequeñas y grandes hogueras de la noche previa a la celebración de San Juan es una de las tradiciones más arraigadas de Europa. Sin embargo, esta noche donde el fuego es utilizado para depurar las malas experiencias del pasado y desear un futuro próspero nació, en realidad, mucho antes de que San Juan Bautista se convirtiera en una figura relevante para la sociedad. 

Mucho antes de que el cristianismo evangelizara al pueblo, ya eran muchos quienes celebraban entre el 20 y el 23 de junio la llegada del verano al hemisferio norte. Esta fiesta pagana venía a rendir culto al Sol, para agradecerle los días mucho más largos y el calor que traía con él. En el rito tradicional, se encendía una hoguera con el propósito de elevar la fuerza del Astro Rey, asumiendo que a partir de entonces los días iban a empezar a ser más cortos. 

La fiesta estaba tan extendida para el momento en el que el Cristianismo hizo acto de presencia en Europa, que la Iglesia no pudo más que reconvertir su propósito para otorgarle un toque más católico. Fue entonces cuando se empezó a ligar a la celebración al nacimiento de San Juan Bautista (24 de junio), pues en la tradición cristiana es este apóstol quien profetizó el nacimiento de Jesús, a quien más tarde bautizó. No en vano, su nacimiento se produce seis meses antes que el del Mesías. 

Esta mezcla de orígenes ha provocado una disputa sobre cuál es la auténtica "noche de San Juan". Si bien cabe entender que a partir de las 0:00 horas ya se trata del 'día de San Juan' y, por tanto (al ser de noche en las zonas lejanas al círculo polar ártico) esas primeras horas puedan más de lo habitual, la noche no se suele referir a las primeras horas del mismo, sino a las últimas, una vez que ya se ha puesto el Sol. Esta diferente interpretación da lugar a que en algunas regiones, como Canarias, La Coruña o Barcelona, las celebraciones tengan lugar la noche del 23 al 24 de junio mientras que otras la noche del 24 al 25, como en Alicante. Estas diferentes interpretaciones también provocan que en algunos lugares la celebración se extienda a las dos noches en función del espíritu festivo de cada sitio, como es el caso de algunas comunidades como Cataluña y Valencia y otras provincias como León, Almería, Badajoz, Segovia