La hazaña de dar de comer gratis a 400 personas en Tenerife: las reseñas de los comensales, una llamativa estrategia y dos días sin parar

En El Mesón de La Laguna, Víctor González Melián y su equipo han conseguido completar un reto que se plantearon para darse a conocer y que les ha llevado a estar muchas horas con los preparativos y el servicio

Segundo día en El Mesón de La Laguna, que ha dado de comer gratis a 400 personas

El Día

Víctor de Castro

Víctor de Castro

Cuando hablábamos de la atrevida estrategia de dar de comer gratis a 400 personas para darse a conocer, en ningún momento pusimos que fuera fácil. En El Mesón de La Laguna lo saben muy bien. Este nuevo restaurante, que lleva dos semanas de apertura en pleno centro de San Cristóbal de La Laguna, se propuso llegar a todo el mundo. Y vaya si lo han hecho.

Mayores, pequeños, familias, parejas y amigos han podido disfrutar de dos jornadas de comida gratuita. Un menú de seis platos con bebida y postre junto al servicio del equipo que capitanea Víctor González Melián y al acogedor espacio elegido por la empresa para abrir este restaurante. Todo a cambio de la opinión sincera de los comensales. Una reseña en alguno de los perfiles del restaurante en TripAdvisor como en Google. Las cámaras de Antena 3, Telecinco o la Televisión Canaria fueron testigos del estreno, pero solo EL DÍA pudo disfrutar de un menú elaborado en casa.

La tecnología ha avanzado mucho y en El Mesón de La Laguna, aquellos que tuvieron la suerte de probar los quesos variados, el tartar de atún con batata o el solomillo con salsa de miel y mostaza, recibieron un código QR en vez de la cuenta. En TripAdvisor encontramos opiniones generalmente positivas o muy positivas. Incluso encontramos algunas como “realmente exquisito”, “excelente trato” o “todo un acierto”. No todos salieron contentos, pero la mayoría concuerdan en una opinión: “Volveremos”.

Una idea loca que se dio por concluida el miércoles a las 23:00 horas, cuando terminaba el último de los ocho turnos de comida que han llevado a cabo y que han sido repartidos entre el martes y el mismo miércoles. Cuatrocientas personas que han pasado por las sillas y mesas de El Mesón de La Laguna en una experiencia que no ha sido fácil.

El Mesón de La Laguna da de comer gratis a 400 personas

El Mesón de La Laguna da de comer gratis a 400 personas / Andrés Gutiérrez

El trabajo duro de todo un equipo

Este proyecto no se entiende sin el empuje de Víctor González Melián. Él es la cara visible de El Mesón de La Laguna, uno de los locales de una empresa que apuesta por la hostelería de calidad, y que cuenta con distintos restaurantes en toda la Isla, como El Obispado, Brisas del Médano o Tasca Ossuna. Escucharlo nos hace pensar que fue ayer cuando recorría el Club Oliver en 1994 o cuando La Mesa de Noche, uno de los locales de los que ha sido propietario, era uno de los restaurantes más frecuentados allá por 2002 o 2003. Más de treinta años atendiendo a la gente de la mano de una de las profesiones más sacrificas que existen.

Por el camino, una montaña rusa que le ha traído hasta este reto: “A mí me motiva todo esto. Cada vez se hace un poco más pesado, pero la hostelería es mi vida y disfruto haciendo lo que me gusta, aunque no siempre sea grato”. Desde que anunció esta agresiva estrategia, el teléfono no ha parado de sonar, hasta el punto de tener que desconectar su propio móvil durante las horas de trabajo por la cantidad de llamadas y mensajes que recibía de conocidos o de clientela suya que lo acompañan allá donde va.

Problemas típicos de un local que comienza una nueva andadura, pero que se maximizaron ante un reto de esta magnitud: “Si no es por el equipo que hemos montado, esto no habría salido para delante. A veces uno echa en falta un poco más de apoyo, pero cuando te rodeas de gente trabajadora y con ilusión, la montaña se ve menos alta”. En la cocina, Carlos Afonso asumió el reto junto a un equipo de cocina que trabajó a destajo para dar la máxima calidad al producto que sirvieron.

Las colas por fuera del local fueron habituales durante el martes y el miércoles. La gente esperando su turno fuera mientras que los que terminaban dejaban su reseña y salían del recinto. Una prueba que mejoró con el paso de los servicios: "El primer día todo fue un poco más tenso, ver cómo salía, qué tal iba todo y demás, pero nos fuimos contentos. Con esa experiencia, el segundo día fue rodado, todo mucho más fluido y cumpliendo con nota lo que nos habíamos propuesto que, al final, era darnos a conocer y dejar un grato recuerdo a los comensales para que vuelvan. El boca a boca es fundamental".

Víctor, con todas las tablas que te da estar años y años en la hostelería, sigue guardando esa chispa y esa simpatía que le da un toque diferente al trato personal con el cliente. Crea una atmósfera cercana que te hace sentir en casa. Algo difícil de encontrar, y que él ha sido capaz de darle a El Mesón de La Laguna en muy poco tiempo y en un sitio donde se tiene que marcar la diferencia para que la clientela te elija.

Un ambiente ideal

Ante este reto, las reservas se confirmaron en cuestión de horas. Sobre el papel, se desconocía la identidad los que irían a comer, pero resultó ser una mezcla heterogénea que propició un ambiente divertido y animado. "Ver a familias juntas, grupos de amigos e incluso conocidos de la casa nos alegró mucho porque el objetivo es ese, llegar a todo el público y que disfruten no solo con la comida, sino con el servicio y el ambiente", resalta Víctor, exultante a pesar de la carga de trabajo de estos días.

Incluso en los días en los que el restaurante no abría al público (los lunes descansan), tanto él como el equipo de sala y de cocina trabajaron a destajo para dejar todo bien atado ante la hazaña de dar de comer a 400 personas llenando el comedor hasta en ocho ocasiones.

Ensalada templada con langostinos, croquetas de jamón, setas salteadas, tartas de batata con atún macerado, morcilla de Burgos con pimientos asados y un wok de solomillo con salsa de miel y mostaza con papas fritas. Todo esto pudieron disfrutar los comensales junto a bebida ilimitada y un postre hecho de tarta de la abuela y quesillo. Una aventura que comienza por todo lo alto en San Cristóbal de La Laguna, en pleno centro del casco histórico, y tanto Víctor como todo el equipo de El Mesón de La Laguna están preparados para una experiencia distinta de cualquier otra en la Isla.