Mientras el enlutado abogado, terror del ruido, contraía nupcias en el "encey", con el calor de agosto se echó la gente a la calle sin miedo a la bulla y esa gente llenó Santa Cruz de alegría. Le robo el título al querido -y fallecido- Paco Pimentel, tercio guardia municipal, tercio escritor insigne, tercio corrector de pruebas de imprenta manchadas de puro y baba. Sus inolvidables crónicas sobre Santa Cruz la nuit fueron escritas cuando Santa Cruz tenía noche. La semana que termina hoy, o que empieza, que nunca se sabe, era de luna clara y la luna espantó a los viejos fantasmas de Santa Cruz que se refugiaron Dios sabe dónde. No hay descanso para el chicharrero, que ha aprovechado esos calores para reivindicar lo que era suyo: la noche. ¿Desde cuándo no se veía abarrotado el bar "Atlántico"? ¿Se le habrá quitado la secular cara de tristeza a Eduardito Coll? El "Atlántico" es ahora un hervidero y también "El Cambullón", con sus adorables croquetas de jamón y de bacalao. Y hasta un bar de borrachitos que había en la avenida de Anaga lo han transformado y ahora da gusto, junto a la antigua parada de las guaguas de San Andrés, donde hacía de las suyas anolito "el Arroz". El otro día me llevó ahí mi hija y quedé encantado con las tapas que me sirvieron. Lo que no hay por la zona son suficientes aparcamientos, por esa inveterada costumbre que tienen algunos de no bajar a las profundidades de los estacionamientos subterráneos para dejar el coche. Hay gente que ahora tiene miedo insuperable a dejar el coche en el hoyo, como mi amigo el letrado Ángel Isidro Guimerá, cuyo "Honda Prelude" inundó el "Delta" por tenerlo bajo tierra. enos mal que el seguro se portó. Está la ciudad echada, sudando, con los toldos puestos y el mar calmo, como en los viejos tiempos del cambullón y la lancha rápida y el trueque fenicio en los muelles y el whisky en el "British" de r. Gaze. Yo conocí a Rómulo Bethencourt en el bar "Atlántico", tomándose un whisky y mirando de reojo al muelle, por si se le iba el barco. "Estoy contento", me dijo el viejo adeco, "porque Venezuela vive en democracia y en libertad". Igualitico que ahora, don Rómulo, viejo prócer, líder taimado y zorro superviviente de mil batallas, que estás en los cielos. En el "British" conoció, paseó -y quién sabe qué más- r. Gaze, sin saber quién era ella, a arlene Dietrich, o al menos eso dicen la leyenda y mi amigo Isauro Abréu, que debe tener el mejor archivo de fotos contemporáneas del mundo mundial. Todas, menos las de la Dietrich con r. Gaze, de cuya cita no hay constancia gráfica. Desde el "Atlántico", tras el café cortado, se iban "Nijota" y Paco artínez a coger la guagua de La Laguna. Don Juan escribía sus versos festivos sentado, solo, en la jardinera, porque a Paco artínez le gustaba viajar detrás, igualmente solo, para que nadie le estorbara cuando dibujaba sus celebradas caricaturas. A mí me hizo una, pero ha desaparecido. Cualquier día resucita en un puesto del Rastro. Celebro que esta última página, que inicié yo en la vieja Vesperta, como diría el recordado Reguero, me la quiera ahora copiar todo el mundo, casi todo él analfabeto. Pues me parece bien que copien. Don Luis embiela de Vidal, a la sazón director de "La Hoja del Lunes", cuando le reinaba que alguien le iba a pedir aumento, iba a la redacción vestido de falangista, con la pistola al cinto y las cartucheras. Y entonces nadie se animaba a solicitar revisión salarial, como se dice ahora. is enemigos, afortunadamente cada día más numerosos, a pesar de mi edad provecta (fechas en las que ya no debería tenerlos), pregonan por las esquinas que no hago sino contar cosas viejas. Pues y qué. Aquel que se avergüenza del pasado es un tolete. Santa Cruz la nuit, querido Paquito, que también estás en los cielos. Cuántas perritas de vino en "El Puntero", coño, y cuántas risas, amigo.