Le han concedido la Medalla de Oro de Canarias a Juan Padrón Morales, presidente de la Federación Tinerfeña de Fútbol desde hace 36 años y vicepresidente económico de la Española. Es miembro de la FIFA, ha sido dirigente de la UEFA. Ha sido lo que ha querido en el fútbol y en la vida. Jugó en Primera División con el C.D. Tenerife. Fue un futbolista extraordinario. Hoy hubiera sido titular indiscutible de la misma Selección Española que él y unos pocos más han llevado a ganar un Mundial y dos Eurocopas. Trabajó durante años como oficial mayor en la Notaría de Cruz Auñón, donde yo lo conocí, en la noche de los tiempos. Juan Antonio el notario sabía mucho, pero Juan Padrón también. Conocía a la perfección el funcionamiento de una notaría, la redacción de las escrituras, los trámites a desarrollar. Tenía un despacho diminuto debajo de una escalera y allí se montaban tertulias en las que se hablaba de todo. El fútbol lo llevaba en las venas; algunos decían que no le gustaba, otros que sí, otros que cuando no le daba la gana jugar, no jugaba. Juan es de esas personas que despiertan leyendas a su alrededor, sin querer. O queriendo, vete tú a saber. Una vez, la SER, la compañía a la que él adscribió la vieja Radio Club que él compró para su hijo, le montó una campaña en colaboración con un frustrado aspirante a la Federación Española de Fútbol. Fue terrible. Yo escuché algunas de las cosas que le dijeron los que hoy todavía se postulan como pontífices de la radio, como honorables periodistas; y me daba asco esta gente. Y apagaba la radio. Fue una campaña cruel y despiadada contra él, por ser precisamente un triunfador. Ustedes no se pueden imaginar las cosas que le achacaron y que Juan, con una serenidad pasmosa, fue desmontando una y otra vez, hasta que los tribunales lo reivindicaron absolutamente. Pero a su esposa, a la que también atacaron los muy cobardes, le costó una enfermedad y esto él no lo perdona. Todos sus enemigos, desde el primero hasta el último, quedaron en ridículo: Juan Padrón Morales es un hombre honesto, de una honradez probada. Todos los idiotas que se han metido con él en estos años se han callado como putas por falta de argumentos. Y ahora Canarias, con todo el merecimiento y con mi aplauso emocionado y el de muchos, le ha concedido la Medalla de Oro. a máxima distinción que otorga la nación canaria a un hijo ilustre. a condecoración más ambicionada por cualquiera de los que hemos nacido en esta tierra. Ha sido una decisión absolutamente justa del presidente del Gobierno. Juan Padrón se emocionará el Día de Canarias. Él sabe mucho de discursos y de emociones. Durante años presidió Radio Club Tenerife, la emisora de radio más importante de la historia en Canarias, de la que hoy queda una caricatura. Y durante años hizo el discurso de la entrega de los Teides de Oro, que él y su hijo crearon. Juan es dueño de una inteligencia natural sorprendente. a necesidad de trabajar impidió que fuera a la Universidad; pero se graduó con matrícula de honor en la Universidad de la vida, que es más importante que cualquier facultad convencional. Es un hombre del fútbol, pero también un hombre de su tierra que ha opinado de lo que sea cuando ha sido menester. Y su voz se escucha y se respeta. Todavía ha habido algún mentecato que cuestiona su trayectoria. Pero es que los mediocres siempre pretenden mortificar a los brillantes, aunque con poca suerte. o peor que le puede pasar a un país es un triunfo de la mediocridad. Pero con Juan Padrón Morales no han podido. Y si yo me alegro de esta medalla merecida es por él, pero también por su esposa, a la que mando un abrazo. Ella es también dueña de esta condecoración. Tenía muchas ganas de escribir este artículo y estaba esperando la oportunidad. Me alegro mucho de que esta condecoración haya llegado y, además, en las vísperas de un Mundial al que Juan Padrón acudirá en busca de un nuevo triunfo de su equipo, que es el equipo de todos. Ojalá que traiga de Río otra Copa del Mundo. Él huye de los medios de comunicación; no le gustan, a pesar de haber sido presidente de uno de ellos, de uno de los mejores. Pero prefiere un baño en a Punta a una recepción; y un paseo por esa costa Norte, a la que adora, o una comida en Anaga; o una charla con sus amigos de siempre, que nunca ha cambiado por nadie, ni siquiera por los famosos dirigentes del fútbol mundial. Yo le mando un fuerte abrazo a un gran hombre de la isla. Ya no está Perico eón para timonear aquel barco, gritando: "¡Alza, barco, la cabeza!, cuando la ola se metía por proa y corrían peligro de naufragar, tras pescar a la currica frente al Risco de las Ánimas. El día 30 condecoran a un gran hombre, a un hombre que lleva a las islas, y sobre todo a su isla, en el corazón. A un lagunero de pro, que fue el autor de dos frases, que yo recuerdo muy bien: "Madrid está muy lejos para ir a almorzar" (para dar a entender que esos viajes para asistir a banquetes y recepciones no le interesaban); y "Fernando Redondo es un jugador de fútbol sala", que yo no comparto. Es lo único que no comparto con mi amigo Juan. Un abrazo fuerte.