Dicen que el infierno está en los detalles. Y son detalles las cosas surrealistas que pasan en Cultura, que dirige desde una despreocupada distancia la consejera Lorenzo, mientras el departamento es alegremente colonizado por diletantes y podemitas. Empezó hace un año, cuando Aurelio González, viceconsejero de Cultura por la cuota del PNC de García Ramos, organizó el Campus Canario de la Cultura, en el que se convocó a medio centenar de responsables culturales en Cabildos y Ayuntamientos para que varios expertos, vinculados de distintas formas al plan Canario de la Cultura, formaran a los cargos públicos en materia de gestión cultural.

Estuvieron, por ejemplo, Ramón Zallo Elguezala, asesor externo del Plan Canario, catedrático de comunicación audiovisual de la Universidad del País Vasco, y firmante del manifiesto por la confluencia de Bildu y Podemos. O el catalán Xavier Fina Ribó, codirector del Plan Canario de la Cultura y biógrafo oficial de la alcaldesa Adau Colau. O el profesor valenciano Pau Rausell Köster, redactor de la Cuenta Satélite de la Cultura Canaria, experto en gestión cultural, al que en medios valencianos se considera próximo intelectualmente a los postulados culturales de Compromís. Nada que objetar, por supuesto, a la participación de estas voces en un foro del Gobierno. Solo manifestar la escasa pluralidad que supone que en un acto oficial, de los cuatro ponentes -el cuarto fue el catedrático de Economía Aplicada de la ULL José Luis Rivero- tres de ellos fueran más o menos de la misma cuerda. La organización del evento fue encargada a Canarias Cultura en Red, cuyo consejo de administración parece últimamente un soviet de obreros y campesinos.

Y eso nos lleva a la batalla del Festival de Música, en la que Nino Díaz, director provisional del evento, cuenta con el apoyo decidido y público del ''entourage'' lanzaroteño de Coalición, que fue quien le propuso para el puesto, pero también de Juan Márquez, diputado de Podemos por Gran Canaria, y de Enrique Mateu, del Círculo cultural de Podemos. Mateu, empresario cultural cuyos servicios Nino ha intentado colocar a varias consejerías y empresas del Gobierno, es el candidato del propio Nino para sustituirle de su cargo provisional como director al frente del Festival, creándole un traje a medida en la convocatoria del puesto de director del festival. Esa parte de la historia es de la que no se habla en las redes.

Márquez, Mateu, y otros colegas, se movilizan como notas discordantes en la redes, atacando virulentamente a quienes discuten el modelo de Festival propuesto por Nino Díaz, a quienes acusan de oponerse a una cultura de base canaria. Elaborada y controlada, a lo que se ve, por asesores vascos, catalanes y valencianos. En fin...

El último episodio de esta melé ha sido el artículo "El Festival de Música de Canarias" difundido la semana pasada en Facebook y medios digitales, en el que Miguel Ángel Aguilar Rancel (que es profesor en la Universidad internacional de La Rioja) y Leopoldo Santos Elorrieta (antiguo gerente de la Sinfónica de Tenerife) plantean su opinión sobre lo que ha pasado con el Festival (estoy bastante de acuerdo con todo lo que dicen), y piden el cese de la Consejera de Turismo y Cultura y de todo su equipo. Y va Nino Díaz y suscribe la petición con un ''me gusta''. Puro surrealismo.

Porque... ¿Cuánto duraría en cualquier otro sitio que no fuera nuestra España Tropical un subordinado del Gobierno que apoyara públicamente el cese de su propia Consejera?

Aviaditos vamos cuando aventureros como este, se ocupan de las cosas serias...