Pobre Partido Socialista, convertido en patio de Monipodio para solaz y diversión de provocadores, podemitas y peperos. Basta que algún socialista diga algo para que salga otro socialista inmediatamente a decir justo lo contrario. Antes del infausto comité federal del sábado dantesco, con la urna tras la cortina, pero las vergüenzas sin un mal paño que las cubriera, los socialistas canarios andaban ya embroncados por su cuenta y riesgo en la guerra del pacto, que si nos tosen nos vamos, que si mejor quedarse, que si sí, que si no... Duró poco la faena, hasta que les guindaron Granadilla por dejación de voluntad negociadora, y después de un poco de ruido mediático decidieron quedarse a la espera de lo que el comité regional decida. Después de algún desplante maximalista de Lavandera, aficionado a la caza política mayor, pero con escasa puntería, no puede decirse que no hayan hecho todos el esfuerzo de esperar en silencio. Y así fue hasta que Carlos Alonso se descolgó con aquello de que lo que de verdad les interesa a los del puño y la rosa es seguir cobrando los sueldos. No digo yo que no sea verdad, pero lo será para los unos y también para los unos y los otros, que además vienen cobrando sus sueldos sin interrupción desde hace un cuarto de siglo, como si fueran funcionarios. Aunque eso a Alonso le parezca más normal, que para eso él sí es funcionario de carrera.

La cosa es que ahora, con lo de la abstención a Rajoy si/no/no sabe/ no contesta, el PSOE canario ha vuelto a encontrar un asunto para destrozarse ritualmente en público. Julio Cruz, mismamente el mismo bocazas de siempre, se ha aventurado a decir que los diputados y senadores canarios apuestan por la abstención, y claro, Chano Franquis, representante canario que era hasta ayer del tercio sanchista, ahora caído en desgracia, pues le ha contestado vía twiter a Cruz que Franquis solo hará lo que diga el comité federal, y que Cruz hable por él mismo... Que, por cierto, por él mismo no puede tampoco hacer más cosa que hablar: don Julio es senador por repesca regional, y los senadores en este asunto de la investidura no tienen nada que ver ni que votar. Similar sensatez la ha puesto la diputada Tamara Raya, que ha respondido también vía tuit recordando lo que es razonable: que se hará lo que mandate el máximo órgano entre Congresos de su alicaído partido. Y que hay que esperar a que el Comité Federal se pronuncie, este domingo, sin urnas, sin cortinas y sin grabaciones en directo. A mano alzada, como en los buenos viejos tiempos, cuando a Felipe le aplaudían en las universidades y no le organizaban "escraches".

Hasta que eso ocurra, hasta que el PSOE tenga una posición cerrada, está muy bien que entre ellos se reúnan y hablen de sus cosas, que es lo que el martes hicieron los de la gestora con los diputados y senadores en una de las salas del Senado. Hablaron 17 y de ellos, 14 para decir que mejor abstenerse que ir a nuevas elecciones. Y los otros tres para decir que votarán no a la abstención en el comité federal, y luego harán lo que se apruebe. Como se ha hecho siempre en el PSOE.

Solo queda pendiente saber qué harán los catalanes (que son PSOE solo a medias) y si Pedro Sánchez también hará lo que se decida y si se decide la abstención, se irá o no se irá a su casa, después de entregar el acta de diputado, como ha dicho. Ya se verá lo que hace Sánchez, que dicen espera que llegue el momento de las primarias parar volver a intentarlo... Pero haga Sánchez lo que haga, haga el Partido Socialista de Cataluña de su capa un sayo, como suele, lo mejor hasta el domingo es pedirle a Julio Cruz que cierre la boca. A veces es mejor esperar a que decidan los que tienen que hacerlo.