Tenemos ONG para todo. Cuidamos a niños, a países en guerra, enfermos en medio mundo. Intentamos que la gente no pase miseria, que tengan agua, que puedan comer... Miramos al Banco de Alimentos donde sigue la gente yendo a buscar comida y nos lamentamos. Y nos olvidamos de lo que tenemos al lado. ¿Quién cuida a nuestra gente mayor? ¿Sabe alguien si están llegando bien al final? ¿Al final de todo?

¿Qué carajo nos está pasando? Tal vez nos hemos olvidado de quién nos dio todo. Tal vez nos hemos vuelto tan soberbios que ya no pensamos en quien se sacrificó para que estudiáramos o simplemente viviéramos. 4 de cada 10 pensionistas han tenido que ocuparse en los últimos meses de su hijos y nietos. Para que comieran y llegaran a fin de mes. Sus ahorros y planes de pensiones pasaron a mejor vida por amor al arte de querer a su familia. Un sacrificio en silencio sin pedir. ¿Amor puro no?

Y luego se extrañan de que nuestros mayores salgan a la calle para pedir una pensión digna. Pues claro. ¿Es que acaso creen que la quieren para ellos? La quieren como gato panza arriba para sus hijos y nietos, porque 30 euros más al mes es una bolsa más de compra o ayudar a pagar el alquiler. Imaginen lo triste que debe ser llegar al final y tener que tirar del carro. Y todavía los ves resignados, dando la cara y con una sonrisa. De mayor quiero ser como ellos?