Tres fallecidos este fin de semana en las carreteras Canarias. Prefiero no pensar en la cifra global del pasado año. Solo el hecho de pensarlo me aterra. La temida llamada de la Guardia Civil para comunicar el accidente. Ese teléfono sonando de madrugada y al oírlo sabes que nada bueno ha pasado. La respiración encogida y la mano temblando. Da miedo pensarlo?

Las estadísticas son frías, pero los dramas son terribles. En unos minutos todo ha cambiado. Vidas rotas y familias destrozadas. Y desde luego no quiero amargarles el día, pero que amargo es el olor a gasolina quemada y el olor a hierros destrozados. Por eso vamos a intentar ver la botella medio llena y pensar que podemos mejorar. Ahora se ha bajado la velocidad a 90 km hora en vías secundarias. Creo que en Canarias no nos afecta mucho.

Se trata de un trabajo de educación. Formar a la gente joven en los colegios. El alcohol, las drogas y la velocidad son malos compañeros para el coche. Incluso a veces, no depende de uno, sino de quién va al volante. Hasta eso hay que elegirlo bien. Las campañas de tráfico están bien, pero hay que incidir en los centros docentes y en casa. Muchos pibes no son conscientes de nada cuando se suben a un coche. Al volante o de acompañantes. No dejen de insistirles en ello. Si les llaman taladro, miren a otro lado y sigan. Vale la pena aguantarlo.