El Ayuntamiento de Santa Cruz ha decidido que los perros podrán remojarse en la playa de Las Gaviotas y no en Las Teresitas como en principio se iba a hacer. No es mala idea. Buena reacción. El tema de Las Teresitas había espantado a vecinos y usuarios. Las Gaviotas, ya saben, emblemática playa nudista. Quién verá a los chuchos corriendo y a sus dueños con las "bolingas" al aire bailando al son de la carrera.

A lo mejor sería bueno que el alcalde Bermúdez invitara a Pedro Sánchez a pasar unos días en Las Gaviotas con su mascota. A lo mejor el presidente, en ese entorno natural idílico, se nos amansa y desinflamos la tensa relación Canarias - Estado, últimamente al rojo vivo a cuenta de presupuestos, dineros que no llegan y espantadas varias. La Mareta tendrá su encanto, pero, oiga, Las Gaviotas son Las Gaviotas, amigo?

Bromas aparte, es bueno que los ayuntamientos regulen el lugar de baño de los perros. Ya está bien de ir a bañarse a la playa y encontrarse a los perracos revolcándose, tirando arena a la gente, exprimiéndose a gusto en el agua o espantando a los niños pequeños (algún episodio desagradable ha ocurrido últimamente). Aunque pensándolo bien, no sé qué es peor, si el perro o el dueño. Por cierto, un día les cuento las historias para no dormir de Las Gaviotas, de los bocadillos grasientos de Charly, y de ese anochecer?