44.000 personas no van cada día a su puesto de trabajo en Canarias y 7.500 lo hicieron sin estar de baja. Ahí es nada. Es verdad que no todos los días tenemos ganas de trabajar. Muchas veces un problema personal, algún roce en el trabajo o una situación que nos tiene abatidos nos quita las ganas. Las excusas para no ir son de lo más trabajadas.

Una de las mejores es el mal de estómago. Las intoxicaciones te machacan unas horas, pero vuelves a trabajar al día siguiente con algo de malestar. Cuela bien. Las migrañas nunca fallan: te dejan en la cama sin la posibilidad de hacer nada. Una buena excusa es la de un desperfecto en casa: una tubería rota o un cortocircuito. Hay más: "mi niño está con fiebre en casa, me quedo con él", "Mi esposa(o) no para de vomitar, iré al médico".

Cuando use excusas piénselo: recuerde las mentiras que dice, porque si no, le pasarán factura. No explique demasiado, suena a mentira. No sea demasiado breve, un mensaje con 4 palabras es sospechoso. No se ausente para ir a la playa, su tono moreno tropical le delatará. Si está mal del estómago, nada de hamburguesas cochinas al día siguiente en la oficina. Si enferma su hijo, cuidado con ir de fin de semana a un paseo familiar y contarlo en la oficina. Por favor, no copie estas excusas, no me hago responsable. Los jefes vigilan. Este mensaje se autodestruirá en breve.