. En la casi totalidad de Europa la palabra Brexit desencadena preocupación, temor, y a estas alturas, hartazgo...Pero en la isla griega de Corfú el divorcio británico de la UE se vive con una sorprendente distancia.

Se calcula que hay cerca de 10.000 residentes británicos en la isla jónica, y otro medio millón veranea allí cada año.

Linda Kontomares, gerente del pub inglés The Navigators: "Creo que ha habido mucho alarmismo. En los últimos meses he escuchado muchas veces decir que los británicos no iban a poder hacer esto o aquello, que no iban a poder trabajar, que van a necesitar este papel, o el otro... Pero hasta que no llegue el 29 de marzo y sepamos exactamente lo que está pasando no nos acabamos de creer".

De hecho, algunos hoteles ya están casi completos, la construcción de casas de vacaciones prosigue en la costa noreste, conocida como Kensington-on-Sea, y los negocios no muestran signos de preocupación.

Claire Harris, copropietaria de Blue Sea Hotel: "Tengo la sensación de que la gente prefiere reservar ahora para garantizarse los precios. Es decir, que si pasa algo después del Brexit, como un desplome de la libra esterlina o una subida de los precios de las vacaciones, saben que al menos han reservado algo".

Algunos historiadores aseguran que los lazos entre el Reino Unido y la isla son demasiado fuertes para ser dañados por el Brexit. A diferencia de otras islas jónicas, Corfú tuvo una experiencia positiva bajo el dominio británico y adoptó algunas de sus tradiciones.