Para ir a la Fundación Don Gnocchi de Florencia, Daniele prefiere conducir. Daniele Bellini perdió una pierna hace quince años en un accidente agrícola Ahora es voluntario de un proyecto europeo que busca hacer la vida más fácil a personas con amputaciones como él.

Esta pierna robótica es uno de los prototipos. Tras solo dos sesiones, ya consigue subir escaleras.

"Con la prótesis que llevo habitualmente no puedo hacer esto", nos comenta Bellini. "Tengo que parar en cada escalón. Porque es un amortiguador. Cuando bajo las escaleras frena el paso, pero no da la energía necesaria cuando las subes".

Ese día estaba con Baisa Abderramán, que tiene una amputación similar. Él está probando otro prototipo: un exoesqueleto de pelvis. Cuando lo lleva, los investigadores miden su esfuerzo físico y cognitivo.

"Los pacientes con amputaciones de miembros inferiores emplean mucha más energía al caminar que el resto de las personas", asegura Rarraele Molino, médico coordinador de Marelab. "El objetivo de esta prótesis pélvica es dar la energía necesaria para que el camino sea menos fatigoso".

Frenar las caídas

Los científicos están desarrollando dentro del propio exoesqueleto un mecanismo para impedir las caídas. En 0,3 segundos la prótesis identifica y corrige la pérdida de equilibrio gracias a este sistema de simulación de los tropiezos.