Opinión | Échale mojo

El cambio debe ser posible

Manifestación en Santa Cruz de Tenerife por un cambio en el modelo económico de Canarias

Manifestación en Santa Cruz de Tenerife por un cambio en el modelo económico de Canarias / María Pisaca

La convocatoria fue contundente, de las más grandes hasta el momento en las Islas. El pasado 20 de abril Tenerife superó todas las expectativas: una manifestación masiva que reunió a miles de ciudadanos hartos de ver cómo Canarias, un espacio geográfico finito, se convierte en el resort para turistas con una recepción anual de 16,2 millones en 2023 y en el que existe una carestía de vivienda agravada por el aumento descontrolado del alquiler vacacional, y donde el porcentaje de vivienda pública es del 1%, frente al 9% en Europa, 20% de los Países nórdicos y al 80% de Singapur, según datos de la Diputación del Común.

Muchos fueron; otros tantos no. Unos la comentaron y la apoyaron, otros hicieron hate por las redes sociales. Pudo gustar más o menos, ser de tu cuerda ideológica o no, pero de lo que no hay duda es que fue un evento promovido por la sociedad civil que obtuvo un éxito de convocatoria rotundo. Le pese a quien le pese.

La multitud era tal que, incluso cuando la cabecera alcanzaba las puertas del Cabildo de Tenerife, muchas personas aún se encontraban en la plaza Weyler, el punto de partida, y tres horas después de iniciar la marcha aún seguía saliendo gente del punto de partida. Las calles por las que discurrió la manifestación estaban abarrotadas, y aún más gente seguía llegando por las aledañas, incluso cuando se estaban leyendo los manifiestos y las consignas.

Esta manifestación no fue solo un acto de protesta, sino un grito colectivo en defensa de la identidad canaria y de su riqueza natural. El primer dato que barajó la Subdelegación del Gobierno en la capital tinerfeña fue de 15.000 personas y luego 20.000 para más tarde pasar a los 32.000 asistentes, mientras la organización se mantenía en los 80.000 participantes. Los últimos datos hablan de unas 150.000 personas, aunque la Subdelegación de Gobierno cifra a los asistentes en 55.000.

En la isla de Gran Canaria, la organización cifró en 50.000 los asistentes, mientras que los datos oficiales hablan de 14.000 personas. Asimismo, fueron 9.000 en Arrecife, Lanzarote, más de 300 personas en San Sebastián de La Gomera y unos 120 asistentes en Valverde, El Hierro.

Canarias se ha alzado. Y los canarios han levantado la voz aquí y fuera de nuestras fronteras naturales. En Madrid, cientos de personas se unieron este sábado en la Puerta del Sol para criticar el modelo turístico que les expulsa de su tierra. Y lo mismo en Málaga, Granada, Barcelona, Londres, Berlín y Ámsterdam. Miles de voces que quieren labrarse un futuro y, que sin embargo, están obligados a marcharse de su tierra.

Mientras, en Canarias, nos han pedido durante mucho tiempo que no toquemos a la vaca. Pues una Gran Marea ha venido para dejar claro que no quiere beber más leche de la misma forma que hasta la fecha. La sociedad civil canaria ha hablado con una voz fuerte y clara. La población ha dicho basta. Y lo ha hecho para mostrar un frente común: un turismo con un menor impacto ecológico, viviendas más accesibles, diversificar la economía y reparto más equitativo de la riqueza a través de una mejor distribución de la misma vía salarios y esfuerzo fiscal y mejora de los servicios públicos básicos. En definitiva, una Canarias mejor.