CD Tenerife

Borja Bethencourt: reinventarse a los 21

Una inoportuna hernia obligó a la retirada del canterano, que ahora pone su experiencia al servicio de otras facetas

«Hay que saber comportarse cuando tienes dinero:hace falta educación financiera»

Borja Bethencourt.

Borja Bethencourt. / Carsten W. Lauritsen

Manoj Daswani

Manoj Daswani

«El día que volvió a darme el latigazo en la espalda me quedé parado, inmóvil, como si no pudiera moverme. Como si fuera una lumbalgia. Yo ya me lo veía venir, lo hablé con los fisios y empecé a asumir el final». El relato estremece. Quien toma la palabra es Borja Bethencourt Negrín (Adeje, 2001), protagonista de una retirada prematura en el fútbol y también de una victoria ante la inesperada adversidad.

Defensa central que llegó a ser convocado cuatro veces para el primer equipo por dos de los últimos entrenadores que ha tenido el CD Tenerife –Rubén Baraja y Fran Fernández– y coetáneo de algunos de los que ahora empiezan a despuntar, Borja se vio abocado a reinventarse y lo logró en tiempo récord. Ahora, ha puesto su conocimiento y experiencia al servicio de otras facetas; y aspira a disfrutar del fútbol desde otras vertientes: la gestión, los banquillos o hasta los micrófonos, pues esta temporada acaba de estrenarse como comentarista.

Cuentan desde las entrañas del Heliodoro que el nombre de Borja estaba llamado a estar donde ahora están los de Alassan o Pablo Hernández, pero una fatídica lesión (una hernia lumbar)le paró en seco y detuvo su carrera. No así sus ganas de seguir progresando, que mantiene vivas y aplica ahora a otros propósitos. No hay mal que por bien no venga; y Bethencourt ha sabido renovarse y reorientarse. «Si hubiera insistido en seguir, no sé qué calidad de vida hubiese tenido a los 30, o a los 35», relata el que fue zaguero titularísimo con Mazinho y antes con todos los técnicos con los que coincidió en el club, donde aterrizó cuando era un crío.

«Empecé a jugar desde pequeñito en el pueblo y a la edad de cadete vinieron a buscarme. Hice algunas pretemporadas con el primer equipo y tuve cuatro convocatorias con los mayores. Lamentablemente me surgió esa hernia de la que fui intervenido. Parecía que iba todo bien, pero reapareció otra vez el mismo problema y decidí dejarlo. Preferí parar», recuerda.

Bethencourt no ha querido alejarse definitivamente de sus dos pasiones (el fútbol y el Tenerife, del que es entusiasta e incondicional seguidor)y ahora hace públicas sus vivencias por si su testimonio pudiera servir a quienes gobiernan el club o a las nuevas generaciones. No todos los futbolistas tienen a su edad las ideas claras y la cabeza tan bien amueblada. «Hay quienes se gastan en un coche más de lo que puedan cobrar en todo su contrato completo. Casos así los he visto un montón. Igual que te digo que otros sí están preparados para cuando hay que dar el salto, como ha demostrado Teto».

«Cuando empiezas a cobrar más de lo que esperas, si no tienes educación financiera, te pierdes. Hay que saber comportarse cuando tienes dinero. Me parece una de las cosas más importantes que hay en el fútbol. Hay jugadores que, desde que son mediáticos, se vuelven locos. Es algo que pasa mucho y, lamentablemente, también en nuestro entorno», describe.

Su forma de ser, tranquilo y sosegado, le hizo tomar buenas decisiones antes de que un latigazo indeseado pusiera fin a su carrera. «Soy una persona que quería tener bastantes salidas en su vida. Por eso estudié, por eso seguí con mi formación en muchos ámbitos. Dejar el fútbol era algo que no habría querido que ocurriera nunca; quizás sí a los 37 o 38. Pero dejarlo desde tan temprano lo que hace es abrirte otras puertas y querer luchar por otras metas», afirma. Borja ha estudiado Ciencias del Deporte, ejerce además como comentarista en la radio y esta formándose en la gestión aplicada al fútbol. Por si fuera poco, entrena a niños, su otra pasión.

Su percepción y valoraciones, recién salidas del horno –estuvo en el Tenerife hasta hace solo unos meses– le convierten en una fuente inagotable de reflexiones dignas de ser tenidas en cuenta. Por ejemplo, según dice, no todos los jugadores están preparados lo suficiente para romper el cascarón del anonimato:«Yo he escuchado una entrevista que dio Teto hace muy poco, soy muy amigo de él y comparto las opiniones que ha ofrecido al respecto. Hay que oírle: los jugadores no están preparados lo suficiente para el momento de la eclosión. Tú en la base puedes tener todos los talleres con el psicólogo que queiras, pero creo que el del debut es un asunto necesario de abordar en profundidad. En su caso fue brutal, marcó un gol en sus primeros partidos y eso, quieras o no, te pone en el foco. Afortunadamente él es maduro y tiene cabeza; ha sabido llevarlo bien, pero ya contó que hasta tuvo que borrarse Twitter para evadirse un poco».

El aterrizaje suyo, el de Borja, fue también especial, aunque no llegase a cristalizar con un estreno a escala profesional. «Recuerdo mi primer entrenamiento como si fuera ayer. Fue con Baraja, en los días previos a jugar Copa contra el Athletic. No llegué a estar convocado esa vez pero sí muy cerca de los mayores. La experiencia fue muy intensa. Quien me llama es Sesé; fue el encargado de avisarme. Estaba conduciendo, me acababa de sacar el carnet y me sorprendió su llamada. Me dijo que estaba citado para entrenar con el primer equipo y la sorpresa fue mayúscula».

«Tú entras por ese vestuario y ves las caras de los jugadores a los que hasta ese día habías visto solo por televisión. Era un grupo bastante cercano. Suso era el primer capitán y fue un poco el que me introdujo a los demás. También estaban Aitor y Javi, que fue una gran ayuda porque venía de donde yo. Fue quien se ocupó de acogernos y de que estuviésemos arropados desde el primer minuto», continúa en su relato. «El jugador del filial tiene que estar predispuesto a todo. Si eres central y para ese partido necesitan, no sé, hacer como hice yo de delantero en la época de Fran Fernández... pues lo haces. Me pidieron que ejerciera la presión alta que hace el Alcorcón en casa. Los del B a veces estamos de relleno, o para hacer lo que se necesite, pero encantados», añade.

También relata cuáles fueron sus sensaciones de recién llegado. «Decirte que no estaba nervioso o autoexigido es mentir. Al final cuando vas con los mayores la sensación es muy impactante. Siempre te sientes un poco presionado, pero por ti mismo. Es por esa autoexigencia de querer dar la talla, no fallarle al entrenador que te ha dado la confianza y a los aficionados, porque al fin y al cabo uno no abandona ese rol de seguidor del equipo».

Bethencourt, quien ha vivido «desde dentro la evolución de la cantera», asegura que es evidente que ahora se trabaja mejor que antes. Ysobre todo, se les da a los filiales la importancia que antes no. «Estoy muy feliz por la relevancia que se está dando a la cantera.De la ambición con la que se habla de ellos;o sin ir más lejos, de que el presidente vaya a sus partidos o entrenamientos».

Otra cuestión de la que le gustaría hablar a Borja –por si sirve a los que están dentro del club y quisieran tenerlo en consideración– es el impacto «bestial» de las redes, hasta unos márgenes insospechados. «Todo lo que se dice de ti te llega. Todo. Si no lo ves, te lo mandan tus amigos; si no son tus amigos, es tu familia. Twitter es una red que se difunde muy rápido, sobre todo cuando es sobre el Tenerife. El deportista no deja de ser persona y pienso que los comentarios externos incluso pueden llegar a afectar o mermar el rendimiento», advierte. Ydesde tan extraordinario caudal de conocimiento, a partir de esa experiencia del que ha estado ahí y desde una capacidad analítica que derrocha sensatez, Borja no descarta en un futuro aplicar lo que sabe a un cargo de alta responsabilidad. «Mi trabajo soñado sería en un centro de alto rendimiento, o en un club». Entretanto, disfruta de su nuevo camino. Y el de sus amigos. «Con el éxito de Pablo o Teto disfruto tanto como si jugase yo».